El presidente de PSA, Carlos Tavares, ha visitado Vigo cargado de buenas noticias. Habrá una inversión de 640 millones. Y llegará un nuevo modelo que comenzará a fabricarse en el 2020 y dará carga de trabajo hasta el 2026. Todo ello, sumado a la furgoneta K-9, supondrá según Tavares una década de plena actividad en la fábrica viguesa, con un efecto multiplicador para la industria auxiliar. Es difícil recibir un anuncio mejor en la ciudad trabajadora por excelencia. Donde nos gusta ir al choio, que se escribe con i latina y es palabra gallega. Aunque algunos, ajenos a que hablan más gallego de lo que piensan, la confundan y la escriban como la castellana chollo, con doble l, que significa ganga. No es lo mismo. Y en Vigo, vamos a choiar; no a chollar. Así que viene choio, pero la duda es si choiaremos. Y aquí hay unos datos que no se analizan, pero que son inquietantes. Se habla de producir medio millón de vehículos al año. Lo cual es un éxito a escala mundial. Pero, ¿cuánto empleo se generará? Hace una década, una plantilla de 9.700 trabajadores producía 547.000 vehículos. En el 2015, 5.700 empleados sacaban 407.000.
Las cuentas dejan clara la tendencia: cada vez es necesaria menos mano de obra. Un recorte de plantilla del 42 % en diez años solo provoca un recorte de producción del 16 %. Poco más de la mitad de trabajadores producen poco menos que lo mismo. En una semana de grandes noticias, no es cuestión de aguar la fiesta. Pero es la realidad que vivimos. Porque el gran empleo industrial convencional se agota. Y es una verdad que hay que tener presente para seguir choiando en el futuro.