Los 14 desalojados del edificio que explotó tendrán que dejar el hotel

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

El Concello lleva tres meses pagándoles un hotel y les advierte de que no pueden seguir

30 abr 2016 . Actualizado a las 08:44 h.

Catorce vecinos desalojados tras una explosión de gas en su edificio de la calle San Salvador el 9 de febrero siguen viviendo, casi tres meses después, en las habitaciones del hotel México y hacen comidas. El inmueble dañado está vacío porque no cuenta con la cédula de habitabilidad y algunos afectados temen quedarse en la calle porque la dirección del hotel les ha enviado una carta en la que les comunica que deberán abandonar sus cuartos el martes 3 de mayo si el Concello no se hace cargo de los gastos.

El abogado del Concello se reunió con los afectados y les confirmó que la situación es «inasumible» y que el día 3 deben dejar el hotel, salvo que las aseguradoras paguen las facturas. El municipio alega que los seguros inyectan el dinero pero de forma muy lenta.

La propuesta de los afectados es que el Concello les conceda en los próximos días la cédula de habitabilidad para regresar a su edificio, que sigue vacío desde que el vecino del sexto A, supuestamente, voló su piso por los aires y murió en la explosión. Volver al inmueble supone cumplir unos requisitos de seguridad mínima.

La mayoría de los 60 desalojados se han mudado del hotel, en estos meses, a casas de familiares o pisos alquilados pero cuatro familias, los 14 restantes, incluidos menores, carecen de medios económicos para buscar otro techo. Con ellos permanece el presidente de la comunidad del edificio del número 6 de San Salvador, el ferrolano José Grela, y su esposa.

«Si el Concello calla y no asume los gastos, el hotel se verá obligado a desalojarnos. Una solución más fácil sería buscarle un piso a la gente que sigue en el hotel. Cuando fue la explosión, el Concello nos metió aquí pensando que el seguro se iba a hacer cargo de los gastos pero unas compañías se niegan a pagar y otras no se definen. Prima más sacarnos del hotel que conceder la habitabilidad del edificio dañado. Queremos tener una garantía de que si volvemos a vivir al edificio y nos caemos por las escaleras, estemos asegurados por si pasa algo», lamentó ayer Grela.

Los arreglos han ido muy lentos, por problemas con los seguros y con el pago a las empresas de reformas. «Los obreros son reaciones a aceptar el trabajo si saben que les va a pagar una aseguradora porque tardan un año en cobrar, habría que buscar una fórmula para que los seguros se pongan las pilas. Nos hacen creer que somos los culpables pero fuimos las víctimas», dice Grela.

El inmueble de siete plantas ha recuperado el servicio de agua, gas y luz, aunque la electricidad no llega a los últimos pisos, que siguen a oscuras por tener huecos de ventana al aire. La mayoría de las ventanas han sido instaladas pero el gran problema para otorgar la habitabilidad es que el inmueble aún carece de ascensor.

Está previsto que las puertas del elevador lleguen de Barcelona el próximo viernes y se instalen en una semana. También faltaría sellar con ventanas el piso dañado por la explosión, lo que se haría en cuestión de días. Sus paredes demolidas fueron tapiadas y los escombros recogidos.

Con estos arreglos, los vecinos creen que podrían cumplir los requisitos de seguridad del Concello, al menos, para lograr permiso para ocupar los pisos del primero al quinto. El sexto y séptimo seguirían inhabitables, pues carecen de puntos de luz y ascensor.

Otra incógnita es qué va a pasar con el piso destrozado por la explosión. La aseguradora tiene dos años para definirse y puede que, entonces, vaya a un litigio. La herencia no fue aceptada aún.