Comienzan la obra para completar las escaleras mecánicas de Segunda República

Jorge Lamas Dono
Jorge Lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

El equipo arqueológico contratado por el Concello de Vigo inició el trabajo de apertura de catas en la Segunda República.
El equipo arqueológico contratado por el Concello de Vigo inició el trabajo de apertura de catas en la Segunda República. m. moralejo

Una arqueóloga controla las catas arqueológicas ordenadas por Patrimonio

22 abr 2016 . Actualizado a las 11:36 h.

El Concello ha iniciado la obra para completar las escalas mecánicas que unirán completamente la Porta do Sol con Abeleira Menéndez, ascendiendo por la calle de la Segunda República, dentro del plan Vigo Vertical. La fase inicial de este proyecto es la realización de unas catas arqueológicas en el trazado de la escalera.

La arqueóloga Herminia Rodríguez será la encargada de supervisar esta tarea. La Dirección Xeral de Patrimonio aprobó el plan de actuación presentado por el gobierno local. El resultado de esta investigación en el subsuelo de la calle determinará los plazos de ejecución de la obra, aunque desde el Concello se espera que pueda estar concluido el tramo a finales del presente año o comienzos del siguiente. La realización de las catas arqueológicas es un medida obligada al estar la zona incluida en el Casco Vello de la ciudad y, más o menos, sobre el trazado de la antigua muralla del siglo XVII.

Cuando a mediados del año 2014, el Concello inició la obra de instalación de la escalera mecánica en el primer tramo de la calle, el alcalde Abel Caballero advertía que se trataba de «a primeira actuación da historia no Vigo vertical». Sin embargo, todavía no señalaba que era un terreno en el que profundizar. Aquella primera acción contó con un presupuesto de 400.000 euros y un plazo de ejecución de cinco meses. En aquella primera fase se salvaba un desnivel de 9,86 metros, abarcando los tres primeros tramos de escaleras existentes. Decía entonces el alcalde Abel Caballero que coronar la calle costaría 1,2 millones de euros, diferencia que será ahora invertida en esta segunda de las obras.

Una segunda obra del proyecto Vigo Vertical fue inaugurada el pasado año para salvar los treinta y cinco desnivel existente entre las calles Menéndez Pelayo y Camelias. Para este espacio la solución presentada fue un ascensor de cabina de cristal con capacidad para transportar veinticinco usuarios.

A comienzos del presente año, el alcalde Abel Caballero informó sobre la aprobación del proxecto Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI) Vigo Vertical con el que la ciudad optaba a la primera convocatoria para la selección de estrategias de desarrollo urbano sostenible e integrado. La propuesta municipal, que abarcaba el período 2016-19, estaba presupuestada en 18.750.000 euros, que se sufragarían al 80 % a través de los fondos europeos FEDER y el 20 % restante, a través del presupuesto municipal. El proyecto presentado pretendía dar continuidad al trabajo realizado en los últimos años en la Segunda República y en Camelias, con el objetivo de convertir la ciudad en un entorno «fácil, cómodo, sostible e integrador», según explicaba Caballero. De ser aprobado este proyecto marco, el gobierno municipal seleccionaría posteriormente las operaciones concretas a realizar.

A pesar de no estar concretadas estas acciones, el proyecto sí que dibuja en su propuesta un área de actuación para los eventuales proyectos, delimitada por O Castro, el eje de la Gran Vía, el Casco Vello, la estación del AVE y el entorno del hospital Xeral, con ramificaciones a Bouzas y a Teis.

A la espera de la aprobación de la financiación de este revolucionario proyecto, los vigueses podrán disfrutar, en un plazo razonable, del enlace sencillo y abierto a todas las edades, del tramo entre la Porta do Sol y los aledaños de la casa consistorial. El plazo razonable dependerá de la importancia que tenga lo que se pueda encontrar en el subsuelo del tramo ahora investigado. Cuando se afrontó el primer tramo del proyecto, la arqueóloga encargada a penas localizó algo más de una tajea de suministro de agua que descendía desde la calle Pracer, una estructura sin demasiada importancia como retrasar un proyecto tan importante como el actual.