Ingratos

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua LA TRAPALLADA

VIGO CIUDAD

25 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

O tiene usted menos de 25 años o -si las estadísticas se cumplen- no verá jamás en su vida a la ría de Pontevedra libre de la industria papelera Ence. Quien no la verá es, desde luego, Mariano Rajoy. Y no porque la corporación de Pontevedra lo haya declarado persona non grata, sino porque en un mes cumple 61 años, la esperanza de vida en España es de 82 y Ence seguirá allí instalada al menos hasta el 2073. Rajoy es non grato en Pontevedra, lo que, según el diccionario etimológico, quiere decir que no es bienvenido. Lo cual no deja de ser un absurdo. En Vigo, hace un par de años la corporación declaró non grato a Almunia. No hubo polémica porque hubo unanimidad. Pero fue también un teatrillo incompetente.

Y no es que Rajoy no merezca reproches. Si ya es delicado tomar una decisión que va a condicionar los próximos 60 años, es una cafrada que lo haga un gobierno en funciones como el suyo. La manera de hacerlo -en funciones, tras renunciar a la investidura, a escondidas y sin una sola explicación pública- dice mucho de la calidad democrática de la decisión. Cheira. Como Ence. No hace falta entrar al muy discutible fondo del asunto para que huela mal. Solo hay un precedente: el del gobierno de Franco en 1958. Ojo.

Ahora bien, los ciudadanos votamos a unos señores para que gestionen nuestros recursos: para que decidan en qué se invierte, qué impuestos se nos cobran, qué restricciones se nos ponen y hasta a quién se multa. Pero no para que nos estipulen a quién damos la bienvenida, cómo debemos pensar o a quién debemos odiar. Ya hace falta ser creídos. O ingratos.