Martín de la Puente: «Me encanta derrapar en tierra batida»

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Con solo 16 años y tras someterse a 16 operaciones, acaricia el billete que le permitiría participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro

10 feb 2016 . Actualizado a las 15:10 h.

Martín de la Puente tiene 16 años, estudia primero de Bachillerato en el Instituto do Castro, en Vigo, y juega al tenis. Sufre el síndrome de Proteus, una alteración celular por la que algunos de sus huesos crecen de forma anómala. Dieciséis operaciones lleva para corregir esas desviaciones. Con solo 7 años le amputaron una pierna, pero después de un tiempo de frustración decidió seguir adelante con el tenis, su pasión, desde entonces sobre una silla. Con dos temporadas todavía por delante en la categoría júnior, ya ganó dos veces el torneo de Les Petit As en Tarbes (Francia), considerado el mundial de la categoría. Ocupa el puesto 26 del ránking mundial absoluto y tiene un primer sueño muy encaminado, ser olímpico en la cita de Río de Janeiro. «Si el proceso de clasificación terminase hoy, ya estaría clasificado, pero hay que seguir hasta el 23 de mayo, cuando se cierra», explica acompañando sus respuestas de una sonrisa.

-Ir al mundial como vigente campeón conllevaría presión.

-Sí, iba con bastantes ganas y muy presionado. Ir de favorito te tensiona y te puede jugar malas pasadas. Pero estuve arropado por la familia y el seleccionador y desplegué un tenis bastante bonito.

-Juega unos 20 torneos al año.

-Sí, al final viajar tanto acaba cansando, porque también tengo que sacar tiempo para estudiar, muchas veces a las diez de la noche, al llegar a casa de entrenar. Pero es lo que hay si quiero clasificarme para Río.

-¿Cómo compatibiliza todo, porque también juega al baloncesto en el Amfiv?

-Poniendo mucho de mi parte, con la ayuda de mis padres, siempre encima para que aproveche el tiempo al máximo. En los torneos también me llevo los libros para estudiar. Me gustaría hacer una ingeniería, como mi padre.

-Cuando le amputaron la pierna, le animó a seguir jugando en silla otro tenista gallego, Álvaro Illobre.

-Sí, él me prestó la primera silla y me animó muchísimo, junto a mi entrenador de entonces, Héctor Vázquez. Siempre le estaré agradecido.

-Porque ya jugaba al tenis desde antes. ¿Pese a las diferencias entre jugar en silla y de pie, la esencia es la misma?

-Sí, empecé en el tenis de pie, aunque no destacaba. Soy de familia de deportistas, nos gusta todo: fútbol, natación, tenis... Cuando me amputaron la pierna, al principio fue duro. Y jugar en silla conlleva un cambio, y al empezar te parece imposible compaginar con la misma mano el control del aro de la silla y el movimiento de la raqueta, pero al final es practicar, practicar, practicar. Como todo. Creo que el esfuerzo que se hace es mayor en silla, pero la esencia del juego es la misma.

-Ahora no se imaginará ya sin el deporte en su vida.

-Ahora el deporte es mi vida. Estoy todo el día en ello. No me imagino sin deporte, no.

-Su sueño a corto plazo está en Río. ¿Y a largo?

-Bueno, sería conseguir una medalla en los Juegos de Tokio 2020, que ya sería increíble. Pero lo principal es mejorar cada día. Luego también están los cuatro grand slams.

-¿Qué superficie le gusta más?

-Me encanta derrapar en tierra batida con la silla, es una superficie divertida, aunque debes mantenerte mucho tiempo en movimiento para que las ruedas no se claven.