Un árbitro en la brigada militar

míriam v. f. VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El colegiado vigués de Tercera Novás Benavides compagina esta faceta con la de soldado en el ejército

10 feb 2016 . Actualizado a las 09:23 h.

600 kilómetros son los que separan actualmente las dos vocaciones de David Novás Benavides. Dos facetas a priori muy diferentes, pero que él asegura que se complementan a la perfección. Porque este vigués de 25 años comenzó a ejercer como árbitro -actualmente, en Tercera- a los 12 y desde hace uno trabaja como militar en la Brigada de Infantería Acorazada Guadarrama XII, en Madrid. El tren, con ida y vuelta cada fin de semana para dirigir los partidos que le asignan, se ha convertido en la rutina que le permite compaginar dos actividades con las que disfruta por igual.

«El hecho de llevar tantos años como árbitro me ha ayudado mucho como militar. Te da carácter, te hace ser más fuerte, no venirte abajo en los momentos duros», comenta. Si sobre el césped es él quien decide, en la Briac toca estar listo para acatar órdenes. «Cuando arbitras es clave mantener la compostura. Aunque tengas a 500 personas diciendo que no es penalti, sí que lo es porque tú lo has visto y lo has decidido así. Porque lo digo yo y punto», comenta firme.

En el lado opuesto, ante sus superiores debe atenerse a lo que dicten ellos. «Si te dan palos o te llaman la atención porque te has equivocado, tienes que asumirlo, corregirlo y seguir. Mi experiencia como árbitro me ha ayudado a trabajar mejor bajo presión». Dirigir partidos le ha llevado a interiorizar que «el error siempre va contigo en la maleta y si no lo aceptas estás fastidiado». Una enseñanza que le ha valido para todos los ámbitos.

Su aventura como árbitro comenzó cuando estudiaba la ESO. «Un compañero de clase empezó el cursillo porque su padre era árbitro y me metí con él. Ni siquiera había jugado nunca al fútbol», recuerda. Pero le encandiló enseguida y logró ir a año por categoría hasta Preferente, donde estuvo tres; ahora vive el quinto en Tercera. «Al principio te sientes un poco extraño dirigiendo partidos, pero empiezas a ver que tienes una labor importante, vas mejorando y dándote cuenta de lo que pasa en cada momento y engancha», reconoce.

Con el ejército, más de lo mismo. Convertirse en militar era una aspiración que le venía de atrás y, después de terminar Derecho, preparó las oposiciones y pasó a ejercer como soldado. «Es lo que había querido desde niño. Me gusta el compañerismo, la dedicación, la defensa de la patria... Todos los valores con los que trabajamos», resume. Y que también tienen mucho en común con lo que vive sobre el césped. «Lo mejor de ser árbitro es interactuar con los jugadores, dirigir el partido, tomar decisiones...». ¿Y el sentirse en el puto de mira? «Lo peor son las protestas y la falta de educación. Pero son muchos años y estoy curtido». Al ejército aún no le ha encontrado nada malo: «¡Llevo poco tiempo!», dice entre risas.

Lo que no niega como parte negativa del trabajo es que el estar destinado en Guadarrama se lo ha puesto más difícil para atender a sus obligaciones como colegiado. Es la primera vez que reside fuera de Vigo, pero sarna con gusto no pica. «Trabajo de lunes a viernes, viajo, arbitro el partido que me toque y me vuelvo a Madrid. A veces he tenido que consumir algunos días de asuntos propios para llegar a todo. Pero me compensa», asegura.

Aparte de que su rutina en la Briac le ahorra en parte la preparación como árbitro. «La primera parte de nuestro día a día es el deporte. Me ayuda mucho para las pruebas físicas que tenemos los árbitros y es una parte del trabajo que me quito. Son complementarias», asegura. Después vienen labores diarias que van desde el mantenimiento de vehículos hasta el terminal de radio, ya que pertenece al grupo de transmisiones que trabaja las telecomunicaciones en el ejército.

La estela de Jaime Latre

Los objetivos de David en sus dos actividades también van de la mano. La Segunda B y el convertirse en sargento están en el horizonte. Y no ve motivos para renunciar a ninguna de las dos cosas. «Ya hay un árbitro en Primera que es teniente del ejército de Tierra, Jaime Latre». ¿Por qué no seguir sus pasos? El tiempo dirá.