La superficie ha sufrido las consecuencias de la crisis y se mantiene gracias a los clientes fieles de la zona, de Hacienda y juzgados
03 feb 2016 . Actualizado a las 04:00 h.La crisis económica azotó con fuerza al Centro Comercial Camelias, al acoger en sus 52 locales un número muy elevado de pequeños comercios incapaces de aguantar el chaparrón. Esta circunstancia está detrás de la docena de negocios cerrados, tal como explica el gerente del centro, Ricardo Martínez. En la actualidad son Zara, Gadis y alguna que otra firma de renombre los que tiran del carro. «Estamos notando un poco la mejora, están llegando nuevos operadores y tenemos dos grandes a la vista», comenta Martínez de forma sigilosa. Aunque se mantendrá el pequeño comercio, es partidario de unir locales para cubrir la demanda existente en este sentido.
El gerente define el centro comercial como urbano, en el que predominan los clientes de la zona y de los alrededores más inmediatos, al contrario de otras áreas menos céntricas de la ciudad, en las que domina la clientela de las afueras de Vigo. Buena parte de las personas que lo visitan son trabajadores y usuarios de los juzgados y de Hacienda. Una de sus características es precisamente el elevado número de clientes fijos, aunque con la crisis redujeron el gasto.
«Antes vivía por la zona y sigo pasando a tomar algo o a comprar. Si vienes a Hacienda o a los juzgados pasas por aquí. En las rebajas encuentras más en este Zara que en la de otros centros comerciales. Lo que pediría sería más cosas para niños gratuitas», comenta Ángeles Pérez. Su amiga Noemí González es de la zona y se mantiene fiel al centro. «Suelo venir puntualmente, sobre todo a Zara y Gadis». Mientras toman café en una de las terrazas interiores, explican las ventajas de que Camelias sea un centro pequeño: «No es un agobio ni tienes que dar ochenta mil vueltas. Deberían de poner el aparcamiento gratuito sin comprar, aunque sea media hora».
En la actualidad el centro comercial ofrece dos horas de párking gratuito y una hora de parque infantil por una compra de 15 euros. Además, organiza actividades especiales para niños los primeros sábados de cada mes.
Adela, Lidia y María del Carmen departen tranquilamente en uno de los cafés. «Somos clientas y vivimos por la zona. Solemos venir aquí a todo. Nos resulta más cómodo en todos los sentidos», apuntan.
La peor parte de la desaceleración económica se la ha llevado la planta baja, en la que han caído tiendas de todo tipo: niños, telefonía, deportes, fotografía, peluquería, óptica, En la planta primera solo han sucumbido un par de establecimientos.
La perfumería de la planta baja es una de las sobrevivientes. «Estamos desde hace veintitantos años y lo vamos llevando. Tenemos clientela fija de juzgados y Hacienda. Esperamos a ver si se anima esto», comenta Lena.
La tienda de arreglo de ropa, igual que el zapatero, es otra veterana, aunque cambió de local. «Lo peor es el gasto de comunidad», se queja la responsable.
Entre los que han abierto recientemente están una cafetería y una tienda de complementos.