¿Dónde quedan Samil y Balaídos? ¿Por dónde se va a la Universidad?

María Jesús Fuente Decimavilla
María Jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Al aeropuerto, Ifevi y estación de buses por Fragoso.
Al aeropuerto, Ifevi y estación de buses por Fragoso.

Las rotondas se han convertido en auténticas encrucijadas para los forasteros al carecer de señalizaciones de suma importancia

29 ene 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

Llegar a Vigo desde otra tierra puede convertirse en un periplo a ciegas desde la misma entrada en la ciudad. Las mayores complicaciones tienen lugar en las múltiples rotondas. Su construcción no ha ido pareja a la colocación de indicadores, lo que las convierte en auténticas encrucijadas para los forasteros.

Mientras que las indicaciones de los hoteles han mejorado en los últimos años y se repiten en distintos viales, otras, como las del centro, escasean, salvo las del Casco Vello, que son numerosas. No hay más que entrar por la avenida de Madrid para comprobarlo. Hasta dar con la señal de centro de ciudad en la parte baja de Gran Vía se pueden dar mil vueltas por la plaza de España, cual tío vivo. La señal huelga por su ausencia también en la plaza de América.

Otra de las señalizaciones que escasean es la de la estación de Guixar, pese a llevar casi cinco años funcionando y acoger en la actualidad los trenes de largo recorrido. Sí se advierte algún cartel indicador con el nombre de estación Adif. El lugar de ubicación y la dirección indicada hacen pensar que se trata de la nueva terminal de Urzaiz, aunque no queda claro y menos aún para los turistas, a los que debe destinarse. Lo apropiado sería hacer constar el nombre de cada una de las dos estaciones.

Si lo que se pretende es llegar a Samil, la playa más famosa de Vigo, los forasteros tienen que aplicarse. En la rotonda de la plaza de América se encuentra uno de frente con un letrero del centro comercial, y si la mirada se dirige a la izquierda se aprecian las indicaciones de Baiona y A Guarda, junto a otro letrero borrado en el que en otro tiempo rezaba: campo de fútbol.

Una vez en la rotonda del barco Bernardo Alfageme, los viajeros se enfrentan a sendos indicadores de hoteles, junto a otro de la calle Cambados, tras lo cual no queda más remedio que recurrir a la vieja táctica de preguntar si se quiere llegar a Samil.

La mejora de la señalización de la Universidad, solicitada por los responsables de la institución desde hace años, es una de las asignaturas pendientes. Si se accede por Clara Campoamor, también llamado vial de la Universidad, el peligro de despiste radica, sobre todo, en las glorietas. Si, por el contrario, se intenta llegar por la carretera de Valladares, conviene preguntar para no pasarse el cruce a mano izquierda.

Tampoco resulta fácil dirigirse al nuevo Hospital Álvaro Cunqueiro. Dentro ya de la rotonda de Pereiró existe un cartel indicador, en lugar de situarlo antes para evitar en el mejor de los casos darse de bruces. Una vez en Clara Campoamor y poco antes de la gasolinera, hay una glorieta en la que el usuario del centro sanitario puede perder la paciencia al no existir ningún indicador. Para evitarlo, la mayoría de los conductores optan por preguntar en la estación de servicio. «Si me pagaran por las veces que indico dónde está el hospital, sería millonario», decía hace pocos días un empleado. En ese mismo cruce de la gasolinera solo existen indicadores de la farmacia, Matamá y Valadares.

Los carteles de Balaídos brillan por su ausencia, como sucede en el cruce de Castrelos con Alcalde Portanet, pese a encontrarse el estadio a escasos metros. Algo similar ocurre con el cementerio de Pereiró, el más importante de la ciudad.

Al inicio de Fragoso llaman la atención los carteles de aeropuerto, estación de buses e Ifevi, a los que remite por ese vial, lo que complica más el acceso.