La prohibición de mercadillos en Vigo satura de vendedores los del entorno

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Los comerciantes creen que las ferias de la ciudad se eliminaron por incumplir la ley

08 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Vendedores ambulantes que desarrollaban su trabajo en Vigo saturan ahora las ferias de los municipios del entorno para buscarse la vida tras la clausura de los mercadillos de Bouzas y Coia. Los más abarrotados son aquellos que se celebran en domingo, como el de Mondariz y el del alto de San Cosme. Pero también se desplazan hasta Padrón, donde tiene lugar una de las ferias dominicales más grandes de Galicia. En menor medida, acuden a otras organizadas por la semana como las de Cangas y Redondela.

A Francisco Romero Alvite, presidente de la Asociación Gallega de Ambulantes y Autónomos, la explicación que da el Concello de Vigo para suspender las ferias no le convence. «Eso de que se clausuraron por seguridad nos parece una disculpa. Desconfiamos de que sea porque no se cumplía la ordenanza municipal», comenta. Como ejemplo cita el hecho de que los permisos municipales no se expusieran al público. De esta forma, dice, ni la policía podía comprobar si contaban con autorización y con el recibo de autoliquidación. «El alcalde puede hacer una ordenanza nueva, pero mientras tanto está obligado a hacer cumplir esta», apunta. En su opinión, «es absurdo adoptar esa medida de suspensión porque se están saturando el resto de los mercadillos».

La asociación está convencida de que los únicos que pagan las culpas son los ambulantes legales. Como modelo de buen funcionamiento citan el mercadillo de Marín, con una regulación estricta y un control que evita la implantación de intrusos. «El cien por cien tiene la autorización expuesta», dice Romero.

Francisco Fernández Jiménez, representante de la Asociación de Feriantes de Bouzas, tiene pocas esperanzas de que después de tres meses el problema se solucione. «Yo pago al Puerto por la feria y si en Coia quieren cobrar que lo limpien ellos, porque ahora lo estamos haciendo nosotros», explica.

Ha solicitado una entrevista con el alcalde para que le explique los verdaderos motivos de la suspensión en Bouzas y Coia. No cree que sea por seguridad porque en otras localidades se celebran sin problemas. En caso de que tenga que ver con la existencia de vendedores que no están dados de alta como autónomos, advierte, es fácil retirarlos.

La ordenanza es de hace veinte años, prohíbe la venta de alimentos y sanciona en pesetas

La ordenanza municipal vigente en la actualidad se aprobó en diciembre de 1995 y contempla una serie de exigencias que se incumplían de forma sistemática en los mercadillos vigueses: «A autorización municipal e o xustificante do aboamento do imposto de actividades económicas exhibiranse obrigatoriamente no respectivo posto de venta». Haciendo caso omiso de la normativa, raro era el puesto que mostraba los permisos al público, algo que tampoco se controlaba.

El artículo 21 de la misma ordenanza especifica que «queda prohibida a venda de carne, aves e caza fresca, refrixerada e/ou conxelada; peixes e mariscos frescos, refrixerados ou conxelados. Leite, queixo e demais productos lácteos, pastelería e bolería; semiconservas e en xeral todo producto de alimentación e de calquera outro producto incluido no nomenclátor anexo ó regulamento de actividades molestas, insalubres ou perigosas».

Tampoco en este caso se cumplía la normativa al venderse alimentos incluidos en esa lista.

Las sanciones se clasifican en leves, graves y muy graves. En las primeras incluye los ruidos, gritos o música que incumplan la ordenanza de ruidos y vibraciones, así como la falta de limpieza.

Las segundas comprenden la reiteración de faltas leves, incumplir las normas de seguridad, venta de productos no autorizados, instalación del puesto en un lugar no autorizado, no acreditar la procedencia de la mercancía y desobediencia a la Policía Local.

Por último, en las muy graves contempla la reiteración de faltas graves, el incumplimiento de varios apartados de la normativa y de disposiciones sanitarias, el ejercicio de la actividad por personas no autorizadas y la venta de ciertos productos no autorizados. Las multas van de una peseta a 15.000.

«En San Cosme las parcelas están prácticamente ocupadas»

La Asociación de Vecinos de Cela, en Mos, se encarga de gestionar el mercadillo del alto de San Cosme desde 1997. El presidente de la entidad, Evaristo Ucha, reconoce que en la actualidad «ha aumentado el número de vendedores porque algunos suben de Bouzas, pero las parcelas están prácticamente todas ocupadas». Son entre 120 y 130 los puestos que se instalan en ese espacio perteneciente al Concello de Mos y a la comunidad de montes de Zamáns. «El Concello nos dio la licencia y nosotros lo hacemos sin ánimo de lucro y a Zamáns le pagamos un alquiler por el uso de la parcela los domingos», explica el presidente vecinal.

Sobre los problemas surgidos en algunos mercadillos de Vigo y entorno, añade que «los vendedores que acuden a San Cosme se portan bien. En general, es buena gente. Aquí vino en su día la Guardia Civil y la policía para comprobar cómo estaba la situación y no se suspendió porque no vieron que sucediera nada raro», comenta.