Vigo es con Santiago la ciudad que menos acusa la caída de población

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Municipios del área metropolitana ganan 650 vecinos de los 900 que pierde la urbe

04 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Vigo es porcentualmente la segunda ciudad gallega que menos población pierde, solo por detrás de Santiago. Mientras que en la capital de Galicia cae un 0,19 %, en Vigo el descenso en el 2014 fue del 0,30 %, lo que en términos absolutos significa 900 personas menos. Según el Instituto Nacional de Estadística el censo vigués es de 294.098 habitantes, por debajo del padrón municipal, como suele ser habitual. Las cifras alejan a Vigo del sueño de alcanzar los 300.000 habitantes para lograr prerrogativas de las que ahora carece, entre las que se incluye una mayor dotación económica.

Para consuelo de la ciudad olívica, ninguna de las siete grandes urbes gallegas gana vecinos. La que sale peor parada es Ferrol, donde la pérdida de población es casi cinco veces más que la de Vigo, lo que se explica, sobre todo, por el desmantelamiento de los astilleros. Le siguen a distancia Ourense, Pontevedra, Lugo y A Coruña.

Respecto a la media española, la ciudad se sitúa casi en el mismo porcentaje, que es del 0,31 %, mientras que la gallega está muy por encima con el 0,59 %.

Una de las causas de la caída de población de la ciudad tiene que ver con el regreso de numerosos inmigrantes a sus países de origen, la mayoría de Sudamérica. Tras pasar a engrosar las listas del paro, decidieron volver con sus familias a países como Uruguay y Argentina para probar de nuevo suerte y recibir el apoyo de los suyos.

La emigración de la población joven se apunta como otra de las causas del descenso casi generalizado del padrón.

Más de 650 de los 900 vecinos que pierde Vigo los ganan algunos municipios del entorno. Es el caso de O Porriño, que recibe cerca de 400 y que se convierte en el segundo municipio de Galicia que más crece por detrás de Ames, a escasos kilómetros de Santiago.

Las numerosas empresas asentadas en los polígonos industriales de la localidad, la oferta de vivienda a precios más o menos asequibles, tanto en régimen de alquiler como de compra, y el hecho de que los impuestos sean más bajos que en la ciudad tienen mucho que ver con el crecimiento demográfico. Todo ello unido a la situación de crisis económica que aún pervive entre muchas familias hace del municipio de A Louriña un oasis dentro del panorama gallego.

Tras O Porriño, la localidad que más crece del área de Vigo es Tui, que suma 129 habitantes, muy similar a la cifra de Moaña, donde ganan 127. Gondomar amplía el padrón en solo 5 personas.

Por el contrario, llama la atención la pérdida de vecinos de Salceda de Caselas, pese a la política de construcción de vivienda desarrollada años atrás con la idea de convertirse en localidad dormitorio, lo que hace que aún haya pisos disponibles a precios módicos. También pierden Redondela, Cangas y Tomiño, con oferta de vivienda.

Por provincias, la de Pontevedra es la menos afectada por esta lacra, frente a la de Ourense, que encabeza la lista de la comunidad autónoma.

«Os xóvenes son os que protagonizan os fluxos migratorios»

P ara la socióloga e investigadora gallega Silvia Pérez Freire, existen varios factores sociales que marcan la fuga de población de las ciudades. «A mellora da calidade de vida (espazos de recreo, menos aglomeración, servizos públicos cercanos e menos masificados, etc), unido ó prezo máis asequible das vivendas son as principais variables a ter en conta en canto ó éxodo do urbano á poboacións periféricas ou do rural», explica. Destaca como factor a tener en cuenta la edad de esos flujos migratorios. «Son os xóvenes quenes os protagonizan. Os que máis se mudan soen estar entre os 25 e 34 anos, que é cando se estabiliza a formación da familia», apunta la socióloga. En su opinión, el fenómeno también está unido a la diversificación del tipo de hogares. En Galicia los más comunes son los constituidos por parejas con hijos (un 32 %), seguido de parejas sin hijos, con tendencia al aumento y que ya suponen el 23,6 %. Los hogares unipersonales superan el 20 %. «Esta situación (parellas sen fillos e unipersonais) fai que a movilidade poboacional sexa menos estacionaria e máis flexible xa que se cambia de residencia con menos facilidade en función das necesidades do fogar». Otro hecho a tener en cuenta deriva de la crisis económica. Por un lado provocó una concentración de familias autóctonas (jóvenes que por falta de empleo regresaron al hogar nuclear) y por otro, el descenso de la llegada de inmigrantes.