Fallece a los 92 años Carlos Oroza, el poeta gallego de la generación beat

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

SILVIA ALONSO

La Casa Galega da Cultura acogerá mañana lunes la capilla ardiente a partir de las diez de la mañana

23 nov 2015 . Actualizado a las 12:02 h.

La poesía está de luto en Galicia. Carlos Oroza ha muerto. Con más de noventa años de vida intensa se rindió anoche en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo después de varios de días de lucha por un empeoramiento de su delicada salud. Se va uno de los vates de la poesía hispana, un poeta oral, un amante de las palabras.

Nacido en Viveiro en 1923, Oroza vivió el Madrid de las grandes tertulias literarias, la Ibiza más hippie y también el Vigo de la movida en los años ochenta. Se trataba del último poeta adscrito a la generación beat, un hombre que ha vivido en la sombra, pero que ha desarmado a quienes le han escuchado hablar de Malú o Cabalum.

Oroza era un poeta oral, un rapsoda capaz de subyugar a su auditorio en los recitales que amaba y que tanto protagonizó hasta edad muy avanzada. Cierto es que en los últimos años había abandonado el lado salvaje para vivir en la tranquilidad, pero para muchos siempre estará relacionado, por lo menos en su etapa viguesa, con el lado salvaje de la vida. «Al norte hay un mar más alto que el horizonte..», como dejó escrito.

Oroza deja un estela acústica pero no tanto escrita porque su poesía era oral. Había que escucharle para apreciarle en toda su magnitud. Sus poemas fueron comparados con los de Allen Ginsberg, pero en realidad su capacidad vocal superaba a la de muchos otros ejemplos. El viveirense vigués es un poeta único.

Hace más de treinta años que se instaló en Vigo, donde recorría sus calles buscando palabras, la sonoridad de las palabras. Y es que se trataba de un poeta que tenía un don especial por el sonido. También un aura de bohemio, quizás el último de toda una generación literaria.

Eléncar (1974), Cabalum (1980), Alicia (1985), Una porción de tierra gris del norte (1996), La llama prestada (1998) y Un sentimiento ingrávido recorre el ambiente (2006) son algunas de sus obras publicadas para el recuerdo.

«Todas las tardes paseo por las calles de Vigo mi derrota». «Cuando te diriges a una multitud siempre habrá una persona que entienda el mensaje». Dos frases que dejó para el recuerdo en una entrevista con La Voz.