Protección Civil monta una unidad canina para buscar desaparecidos

e.v.pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

La agrupación de voluntarios de Vigo no descansa ni en vacaciones y crea una sección social y de ayuda al necesitado y otra para el rural

28 ago 2015 . Actualizado a las 12:11 h.

La agrupación de voluntarios de Protección Civil de Vigo ha cobrado un nuevo impulso este verano, muchos colaboradores sacrifican sus vacaciones para ir a ayudar y a echar a rodar tres nuevos proyectos. Este organismo municipal pondrá, por primera vez, una unidad canina especializada en buscar desaparecidos, creará una sección social de ayuda al necesitado y hará intervenciones en el rural y colaborará en los incendios forestales.

El presidente de Protección Civil de Vigo, Cristian Fernández, asumió el cargo hace dos meses y quiere poner en marcha la unidad canina en la ciudad por primera vez. Se sumaría a las de A Estrada, O Grove y Ponteareas. La agrupación entrena a un perro pero varios voluntarios adquirirán canes en breve para cuidarlos en casa y formarlos en cursos de labores humanitarias. «La unidad canina era algo que necesitábamos para buscar desaparecidos porque la población está más envejecida y con alzheimer. El perro adiestrado es un buen arma de trabajo», dice Fernández.

En Vigo, la guardia civil y la policía local tienen perros adiestrados pero para buscar droga. Hace una década, la Uepas entrenaba canes para actuar en catástrofes.

El segundo proyecto de Protección Civil contribuirá a echar una mano a los desfavorecidos. «Percibimos que hay más necesidad que antes y no estábamos haciendo mucho por esta labor. El plan sería salir a la calle cuando haga frío para informar a los indigentes de los sitios donde cobijarse o alimentarse y quienes prefieran seguir a la intemperie, les daríamos ropa y café o sopa calientes. Queremos echar una mano», dice el nuevo presidente.

La sección social colabora en la recogida de tapones en eventos para promover causas humanitarias. Le seguirán campañas para la recogida de material escolar, alimentos y juguetes. Y colaborarán con los parados para buscar empleo porque Protección Civil está para ayudar a los demás».

El tercer proyecto se centra en el rural y el medio ambiente. «En Vigo hay 100.000 residentes en el extrarradio que reciben servicios que no son tan eficaces como en el casco urbano o que tardan más en llegar. Lo paliaríamos con especialistas en búsquedas que sepan actuar en rescates en altura o bajar a fosas, preparados para buscar a desaparecidos», explica el presidente Fernández. También eliminarán las escombreras que contaminan los montes y rehabilitarán esas zonas para reforestarlas. Otra idea es que los voluntarios apoyen al 085 y sean la segunda línea de fuego en los incendios forestales.

«Aquí no se cobra nada, somos 90 voluntarios, 50 muy implicados. Están en casa pero si hubiese una emergencia saldrían de debajo de las piedras. Dedican su tiempo libre trabajadores que dejan a su familia o parados que vienen a dar el callo. En verano nos repartimos muchos servicios», dice Fernández. A otros servicios, como el atropello de una vaca, no van porque prestan apoyo pero no es su competencia. «Esto es un sacrificio constante, los voluntarios no están disfrutando de vacaciones», dice.

«Prefiero estar 27 horas de servicio que no estar de fiesta o liándola»

Los voluntarios Santiago Moreno, estudiante de 18 años, y Johana Robles, filóloga inglesa en paro de 39 años, han dedicado horas de sus vacaciones de agosto a prestar servicio en las lanchas que patrullan por el litoral de playas, entre Bouzas y O Vao. El tiempo era malo ayer y había mar de fondo pero no faltaron al servicio. El más joven lleva cuatro meses como colaborador. «Todos los días que puedo vengo aquí. Este fin de semana prestaré servicio 27 horas, desde las nueve de la mañana del sábado hasta el domingo al mediodía», dice. Cubrirá una travesía a nado, hará de camillero en O Vao, vigilará una carrera ciclista en Fragoselo, controlará el partido del Celta y hará guardia nocturna en un maratón de 24 horas en Castrelos. «Mis amigos me preguntan por qué no me voy de copas el fin de semana pero a mí me gusta más venir a ayudar a otros sin recibir nada a cambio que estar de fiesta o liándola. En mi casa están encantados y orgullosos», dice este joven. Aspira a formarse como técnico sanitario u opositar. Su compañera Johana está en paro pero realiza cursos de formación. Colabora en Protección Civil desde hace un año tras la muerte de su madre. «Fue un modo de salir de casa y conocer gente nueva. Me sirvió de mucho. No tengo hijos ni pareja y le meteré 13 horas este sábado. «En O Marisquiño le metía hasta 14 horas al día, sé inglés y ayudaba a los extranjeros que atendíamos», relata esta mujer.