Caballero y Feijoo firman la paz

Juan Manuel Fuentes Galán
juanma fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Alcalde y presidente de la Xunta logran un cauce negociador tras años de tensión y descalificaciones. Ambos dicen estar dispuestos a transitar por la senda del diálogo

07 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo importante ayer no era tanto el qué si no el cómo. Contaba más consolidar un deshielo iniciado hace pocas semanas que los pactos concretos que pudieran obtenerse. Y desde ese punto de vista el éxito de la cumbre entre el alcalde de la mayor ciudad gallega y el presidente de la Xunta fue clamoroso y superó la expectativas más optimistas.

No hace muchos días todavía que Feijoo aludía al alcalde vigués como «a cigarra que se dedica a cantar, protestar, acusar ou atacar». Y la respuesta del regidor le llegaba en términos similares: «Al señor Feijoo le gustaría que Vigo fuera una ciudad de hormigas para pisotearlas, pero no somos hormigas, somos leones». Eso, sin aludir a acusaciones de mucho mayor calado como imputar al presidente el deseo de cerrar Peinador o responsabilizarlo por las muertes que pudieran derivarse de la inexistencia de un laboratorio central en el nuevo hospital.

Quizás por ello, Feijoo acudió al encuentro señalando su voluntad de dejar de lado la hemeroteca. Y también el alcalde se comprometía a iniciar un nuevo tiempo en las relaciones con la Xunta popular.

Elecciones a la vista

Con estos prolegómenos como mimbres, el resultado del cesto elaborado ayer puede entenderse como excepcional, a expensas, obviamente, de dos detalles cruciales. El principal, que a partir de ahora los temas que han quedado preencarrilados se encarrilen realmente. Y segundo, que el tiempo de las descalificaciones a la primera de cambio haya pasado a la historia.

Pese a la distensión detectada ayer, ninguno de ambos puede descartarse, principalmente porque en el plazo de una semanas empezará la precampaña de las elecciones generales y en el 2016 tocan autonómicas. Y en etapa electoral, como está comprobado, los nervios afloran a la primera de cambio.

Pero a día de hoy, tampoco puede descartarse que se consolide un clima de colaboración en el que ambos parecen haberse instalado con comodidad, y que la ciudad empiece a olvidarse del permanente ambiente de tensión vivido hasta ahora entre las dos administraciones.

A juzgar por el tema del que el alcalde habla siempre en primer lugar, y donde el desbloqueo puede ser más fácil de ejecutar, la solidez del pacto alcanzado ayer se verá con el desarrollo del Área Metropolitana. Existe una ley que, con unos retoques pactados en el Parlamento, puede alumbrar un organismo supramunicipal cuya necesidad nadie discute. El área metropolitana con minúscula existe en realidad y solo hace falta crear en ente administrativo para dar carpetazo a su antecesora, la vetusta y superada Mancomunidad de Municipios. Si se avanza en este asunto, que dará a Caballero un cargo de evidente visibilidad, el desbloqueo de los demás puede realizarse casi de forma natural tras lo visto ayer.

Transporte olvidado

Quizás por la preeminencia del Área Metropolitana quedó sobre el cajón un tema conexo, pero de relevancia menor, como es el transporte metropolitano, en el que Vigo no se ha integrado. Si el Área echa a andar uno de sus competidos será la gestión del transporte, por lo que ambos lo ignoraron para desatrancar la matriz de muchos de los desencuentros almacenados en estos seis años de incomunicación.

Entrevista larga y comparecencia conjunta

Nadie sabía lo que iba a durar el encuentro ni qué pasaría a su término. En el entorno del alcalde se sugería que no sería corto («tras tantos años, al menos nos dará una hora u hora y cuarto», decía una persona próxima). Y tampoco se sabía como sería la rueda de prensa o ruedas de prensa, porque el regidor vigués no es muy dado a las apariciones conjuntas.

Con estas previsiones, las caras de sorpresa empezaron a manifestarse antes de acabar la reunión. El alcalde llegó a la presidencia de la Xunta, en el edificio de San Caetano, diez minutos antes de la hora fijada, y empezaron con puntualidad.

Hasta aquí todo normal. Según pasaban los minutos, empezaba a confirmarse que la reunión iba a ser larga, lo que era sin duda un buen indicio. Esta previsión se materializaba cuando alcalde y presidente, al filo de las tres y media de la tarde, con los periodistas soportando una espera mayor de la imaginada, aparecieron juntos y dispuestos a dar cada uno su versión delante del otro. Otra buena señal.

Caballero había convocado antes de empezar una rueda de prensa en Vigo para las cinco de la tarde. Por ello, fue el primero en hablar y dio una pincelada de lo hablado dejando el grueso de las explicaciones para Feijoo, que era el único momento en el que iba a explicarse.

No hubo contradicciones al referir lo negociado y acordado, y tampoco el alcalde se salió del guion cuando a las seis de la tarde (retrasó su rueda de prensa viguesa forzado por una reunión más larga de lo previsto).

En este tono conciliador de pelillos a la mar hubo colaboración por las dos partes. De entrada, Feijoo, humilde, reconoció ante periodistas e invitados el motivo real de la presencia del alcalde vigués. «Felicito ao alcalde polos resultados electorais, como xa o fixen anteriormente. A Xunta entendeu o mensaxe dos cidadáns, que queren en Vigo un goberno monocolor con maioría absoluta, como o que hai na Xunta, o que nos obriga a seguir traballando para ser útiles á cidade».

La respuesta de Caballero fue poner el foco en los puntos de acuerdo. «Ha habido respuestas de diálogo positivo a un número significativo de temas. Siete grandes cuestiones que estaban atascadas ahora se pueden desatascar. Para ello iniciaremos el procedimiento intercambiando documentación. Aspiro a que se resuelvan y, en las que no hubo acuerdo, caso del hospital o Peinador, a convencer a la Xunta con nuestros argumentos».

El único detalle que pudo no gustarle al alcalde vigués fue la alusión de Feijoo a que la visita de Caballero formaba parte de una ronda de reuniones con alcaldes de la ciudad e incluso con alguno de villas o municipios menores, que tendrá lugar a lo largo del verano. El regidor vigués aspira a una relación diferente habida cuenta de que encabeza el municipio que agrupa el 11 % de la población gallega. De momento, ha sido convocado el primero y parece llegarle.