Abre un hospital

Diego Pérez Fernández
Diego Pérez CONTRAPUNTO

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

27 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Quizás usted, a estas alturas, no sepa a qué atenerse con el nuevo hospital de Vigo. Habrá escuchado un millón de veces al alcalde denunciando que es privado y habrá escuchado en otro millón de ocasiones al presidente de la Xunta replicando que es cien por cien público. Y como ambos mienten, es normal que a usted le asalten las dudas.

Caballero y Feijoo son dos políticos como los de antes, de raza. Merecerían un canal UHF para ellos solos. Una televisión en blanco y negro, quiero decir, donde uno diga una cosa a todas horas y el otro exactamente la contraria. Como cuando a los espectadores se les hacía tragar la propaganda del régimen, pero en este caso por duplicado, solo para adeptos de uno y otro bando. Nada de abrir espacios para el sano debate o el deseable entendimiento, tan solo mensajes cerrados para la masa sin criterio donde no quepan los matices.

Dentro de dos días se estrenará el nuevo hospital de Vigo, del que únicamente tenemos la certeza de que es nuevo y está en Vigo. Privado es Povisa, y no me atrevería a decir que presta un mal servicio. Público es el Xeral, pero igualmente hay empresas que cobran a quienes aparcan su coche al lado o utilizan su cafetería para comer. Pronto, cada cual tendrá la oportunidad de formarse un criterio y valorar si los pacientes salen ganando con el cambio. Habrá que ir viendo si desaparecen de esta ciudad los colapsos de urgencias, si 845 camas de hospitalización son suficientes, si es efectivo derivar al laboratorio del Meixoeiro análisis que no tengan que estar listos antes de seis horas, si se incorporan a tiempo todos los equipamientos... Lo irrenunciable, en cualquier caso, es que la población tenga asegurada una sanidad de calidad y costeada por la caja común (que en esta vida no existe nada gratis).

Y lo demás es verborrea superflua. Jugar con las palabras. Desconfíen si Caballero dice que es un «hospital menudo». Háganlo también si Feijoo pondera: «¡Menudo hospital!». Da igual que alguien le pusiera el nombre de Álvaro Cunqueiro. Ojalá Vigo tuviese algún día una biblioteca llamada Doctor Antón Beiras.

diego.perez@lavoz.es