Una tesis «cum laude» echa por tierra que Burbida fuese el nombre romano de Vigo
VIGO CIUDAD
Brais Currás afirma que se ha sobredimensionado la importancia de los restos romanos hallado en la ciudad
02 may 2015 . Actualizado a las 04:00 h.«Que hay una vía romana que sigue la Depresión Meridiana, o sea desde Mos hasta Tui pasando por O Porriño, eso está fuera de toda duda», dice Brais Currás Refojos, autor de la tesis doctoral Transformaciones sociales y territoriales en el Baixo Miño entre la Edad del Hierro y la integración en el Imperio Romano, que obtuvo en la Universidad de Santiago un sobresaliente cum laude. Su afirmación pone en duda las teorías defendidas por G. Arias Bonet y, más recientemente, por Manuel Santos, que proponían con alguna variante un recorrido alternativo que pasaba por Vigo, dándole el nombre de Burbida al enclave romano.
«Existe un miliario [elemento de piedra que marca las distancias en una vía romana] entre Redondela y Mos que no deja lugar a dudas porque da la distancia hasta Tui y es imposible, aunque jugásemos con el módulo, que nos desviara hasta Vigo», añade el investigador moañés.
En este aspecto, Brais Currás respalda la teoría de Antonio de la Peña, director del Museo Provincial de Pontevedra, que establece el trazado de la vía XIX del Itinerario de Antonino por la depresión que existe entre Tui, Redondela, dejando Burbida en algún punto cercano a Pazos de Borbén. El principal problema que generó las otras teorías, es decir la pérdida de diez millas de distancia entre Caldas de Reis y Tui, fueron resueltas por Antonio de la Peña a través de un error de transcripción.
Brais Currás tampoco considera que el Vigo romano fuese tan importante como sostienen algunos autores. «Tenemos una sobre representación de la realidad arqueológica de Vigo, porque conocemos más aquí porque se ha construido mucho y también excavado más, pero hay sitios, como Bueu o Nerga, donde han aparecido muchas cosas importantes sin apenas excavar», explica Brais Currás. El investigador señala que el poblamiento romano de Vigo es disperso a lo largo de toda la orla costera, y aprovecha las ensenadas y fondeaderos naturales para establecer los centros de población y áreas fabriles.