Baja velocidad

Diego Pérez Fernández
Diego Pérez CONTRAPUNTO

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

25 abr 2015 . Actualizado a las 12:23 h.

La de la nueva estación de Urzaiz es una imagen que define bastante bien el momento actual de Vigo. La ciudad ya tiene una flamante terminal de AVE, pero carece de AVE. Nos hemos instalado en lo superfluo, en lo que importa menos. La apariencia le está ganando la partida a la eficiencia. Y no siempre fue así. Hubo un tiempo en que los barcos que de verdad le importaban a los vigueses eran los que se construían en los astilleros o los que iban al Gran Sol, no los que se colocaban en las rotondas solo para adornar.

La infraestructura ferroviaria es toda una metáfora. Como dirían nuestros sabios mayores, equivale a poner el carro delante de los bueyes. En primer lugar, porque no ofrece una conexión directa con Madrid sino que obliga a dar un rodeo por Santiago, tal y como empezaremos a comprobar justo después de las elecciones municipales, cuando los servicios de largo recorrido se trasladen de Guixar a Urzaiz. Y en segundo lugar, porque considerar como alta velocidad una línea de tren que no alcanza los 200 kilómetros por hora no deja de ser un chiste. Acortar en cuarenta minutos el viaje entre las dos principales ciudades de Galicia supone un avance innegable, desde luego, pero es a todas luces insuficiente si lo que se pretende es jugar en una liga nacional.

Lo cierto es que en estos momentos viajamos a baja velocidad, contemplando plácidamente el paisaje. Vivimos el día sin importar el futuro. Quizás por eso dedicamos 200 millones de euros (se dice pronto) a algo tan improductivo como arreglar aceras durante una crisis que deja 37.000 desempleados en Vigo. Quizás por eso gastamos 40 millones de euros en el infrautilizado párking de un aeropuerto que ha perdido buena parte de sus vuelos a Madrid. Quizás por eso presumimos de estación de AVE sin tener AVE.