Las risas se adueñan del Casco Vello

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Javier Teniente cuelga más de sesenta fotografías de personas sonrientes en la calle Abeleira Menéndez y su entorno para animar a todos los vigueses

01 abr 2015 . Actualizado a las 09:15 h.

«Todo empezó hace dos años, durante la época más triste de la crisis, cuando todo en la ciudad era gris y veías a la gente muy ceniza, caminando cabizbaja». Así sitúa Javier Teniente el origen de Vigo sonríe. El resultado del proyecto puede verse hasta el 1 de septiembre en el entorno de la calle Abeleira Menéndez. Son algo más de sesenta retratos de personas sonriendo, que coronan la parte superior de estas calles del Casco Vello Alto.

«En aquel ambiente triste, reparé en que las únicas sonrisas presentes en las calles eran las que salían de las fotografías publicitarias, aunque debo reconocer que eran sonrisas falsas», recuerda Javier, que se empeñó entonces en construir una historia que provocase el buen humor de la gente en la calle. «Tras acabar de colocar las fotografías, una persona que pasa a diario por la calle me dijo que había cambiado la atmósfera del barrio; creo que eso es lo que yo buscaba y puedo dar por cumplido el objetivo inicial», apunta el fotógrafo, que tiene su estudio en esta calle desde hace dos años.

A diferencias de sus trabajos habituales, en los que Teniente afronta la realidad de sociedades complicadas, en esta ocasión se lanzó a la calle con su cámara y un flash sin más pretensión que capturar buen humor. «Iba con una amiga y le decíamos a los elegidos que tenían unas sonrisas muy bonitas, para preguntarles después si querían posar para nosotros», explica el fotógrafo vigués sobre su método de trabajo. «No se trataba de hacer una buena fotografía sino de captar la sonrisa en todo su esplendor, de hecho, hicimos el trabajo en tan solo ocho días».

Terapía

Javier Teniente es consciente de que la risa funciona como terapia y permite cambiar el estado de ánimo. «Nos pasaba a nosotros cuando estábamos haciendo las fotografías, la risa se contagiaba y acabábamos todos sin poder parar de reír», dice. De todo aquel trabajo realizado en diferentes espacios de la ciudad salieron más de ochenta fotografías, que ahora se han visto reducidas en exposición a sesenta y cinco.

El interés por el proyecto del Concello de Vigo ha hecho que la exposición prolongue su estancia en las calles del Casco Vello alto hasta después del verano, aunque tan larga presencia estará supeditada a la resistencia de los materiales empleados. Las fotografías están impresas en planchas de PVC, que permiten una ligera ondulación con el viento. Tienen un vinilo pegado con una lámina mate, pero Javier Teniente desconoce cuánto podrá aguantar este materia a la intemperie.

El día en que fue presentada la exposición urbana, la teniente de alcalde Carmela Silva indicó que esta iniciativa serviría de atractivo turístico porque «es un proyecto único e inédito» que se va a promocionar en los países limítrofes, indicó.

«Este trabajo es como un aire nuevo», afirma Javier Teniente, acostumbrado a trabajar en países exóticos, como Myanmar o Madagascar. «No me comí tanto el coco en esta ocasión, el tema era que la gente participase en esta experiencia y nos diese su risa», añade. Teniente abrió su galería en la calle Abeleira Menéndez hace dos años, convirtiendo el lugar en un oasis de imágenes, siempre abierto a los interesados. Además de su producción propia, este espacio agradablemente decorado también acoge exposiciones temporales de otros fotógrafos. La última que ha podido verse en este lugar fue un trabajo firmado por Vari Caramés.

Ahora, y hasta el próximo 1 de septiembre, las fotografías de Javier Teniente se echan a la calle en el entorno de la calle Abeleira Menéndez para regalar, a todas las horas del día, una sonrisa a cualquier paseante.