El único crustáceo que hace reír

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El creador de parodias cinematográficas tiene como testigo de su humor absurdo a un felino

23 mar 2015 . Actualizado a las 11:47 h.

Medio Vigo sabe quién es Cachocentollo. El otro medio se pierde (o está a punto de descubrir) a uno de los creadores audiovisuales más ingeniosos que ha dado la ciudad en los últimos años. Las nuevas tecnologías han proporcionado a este agudo observador anónimo las herramientas necesarias para hacer una divertida relectura de la política local y de los guiones fílmicos usando películas a las que les cambia los diálogos. Marcho que tengo que marchar, asurda o Ni molino ni molina son expresiones que se han hecho célebres de su mano. Cuando se quita el caparazón de crustáceo, el realizador es un trabajador del Sergas, pero prefiere mantener su identidad en secreto para poder seguir divirtiendo a su público sin presiones de ningún tipo.

Cachocentollo, apellidado artísticamente De la Ría, ha convertido Rebeca, el clásico de Hitchcock, en Rebajas Rebeca. La versión en 3 minutos de coñas con su película favorita, «la veo una vez al año», confiesa, se ha transformado en su clásico particular y su mayor éxito, con más de 40.000 visualizaciones a través de Internet. Sin embargo, Ave va a aver, su Quo Vadis con recreación del imperio romano a la viguesa, fue el inicio de su popularidad. «Los del PP se creían que lo había hecho una empresa de Madrid», revela. El alcalde de Vigo, Abel Caballero, y la teniente de alcalde, Carmela Silva, son dos de sus personajes favoritos. «Dan mucho juego», admite.

El creador comenzó hace cinco años a colgar sus invenciones en su página web. Ahora se ven en su canal de Youtube. «Tengo muchos seguidores en Madrid y Canarias, no sé por qué», comenta. «Y estoy en Facebook como Cachocentollo de la Ría, donde meto chorradas y fotos», aclara. La pasión por el doblaje es el origen de un entretenimiento que ha acabado compartiendo a través de la Red. «Lo hice para liberar al artista», explica con su voz de barítono que también se escucha en un coro local. Y la afición se gestó en un encargo: «Mi primer trabajillo con esto fue un montaje para la boda de la hija de una amiga. Y todavía hago bastantes peliculitas para la BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones), además de recuerdos para cumpleaños y para compañeros que se jubilan. Me da mucho chollo, pero me lo paso bien», reconoce, y admite que cuando más disfruta es cuando desbarra con creaciones libres.

Para ello se sirve, sobre todo, de filmes de época. El peplum, género histórico ambientado en la antigüedad, es de sus favoritos. «Yo soy muy cinéfilo. Desde niño. Mi madre me inculcó el amor por el cine», confiesa. «Y muy friki», dice mostrando un apéndice andante de Cosa, de La familia Adams.

Todas las tareas de edición que hace con su ordenador, su voz, su imaginación y su humor absurdo tienen un espectador silencioso, su gata Coímbra, así bautizada porque nació en Portugal. Se empecinó en conseguir un ejemplar de su raza, British Shorthair, y en Galicia no encontraba. El desapego gatuno es mutuo. «Somos tal para cual, nos queremos, pero sin agobiarnos», cuenta sobre su relación con su mascota de pelo gris que era malva de cría. «Es un poco gatocan», advierte.

Caldeirada electoral, La leyenda de la ciudad de Vigo, Mucha no marcha o Sempre Xunta son algunos de sus títulos. Entre los últimos, La Fontana de Trevi-go o Chanquete ha vuelto, con presencia del Alfageme. «Ahora me meto en campaña», avisa. Lo próximo, una de humanizaciones con Tierra de Faraones.