Eclipsados

Diego Pérez Fernández
Diego Pérez CONTRAPUNTO

VIGO CIUDAD

21 mar 2015 . Actualizado a las 13:05 h.

Resulta que Vigo se convirtió ayer en el mejor lugar de España para ver cómo la Luna se comía al Sol. No solo porque el mordisco fue aquí del 77 % (el porcentaje más alto de la Península), sino porque el cielo estaba completamente despejado. Las nubes revolotearon sobre Madrid y Barcelona durante toda la mañana, la niebla aguó la fiesta en Bilbao y llovió, directamente, en Valencia. El mal tiempo oscureció incluso ese color especial que algunos cantantes le atribuyen a Sevilla. Así que daba gusto ver cómo la playa de O Vao lucía espléndida en todas las televisiones nacionales, convertida en un observatorio natural de excepción para seguir el eclipse.

Realmente, fue una jornada de ilusiones ópticas. Ojalá en la vida cotidiana pudiésemos también acercarnos a la tienda más cercana y comprar unas gafas especiales para descubrir lo que no es posible a simple vista. O disponer de unos prismáticos o de un telescopio para apreciar la realidad aumentada. En el día a día nos ciegan las prisas, la apatía y el hecho de que unas cosas escondan otras sin que estén necesariamente alineadas, como ocurre con los planetas, los satélites y las estrellas.

Por ejemplo, uno va por Coia a cualquier hora y descubre que siempre hay policías custodiando un barco pesquero colocado en una rotonda. Están allí para que nadie lo dañe. Parece una imagen surrealista, pero es hiperrealista. Nunca faltan agentes en esa glorieta. Se van turnando, cueste lo que cueste. Quien haya visto esa foto fija puede preguntarse, al mismo tiempo, por qué solo hay dos policías para investigar casos de corrupción en toda la provincia de Pontevedra. Una cosa tapa la otra. Por eso hablamos tanto de ciertas cuestiones y tan poco de otras. Hay muchos eclipses que pasan desapercibidos y que también merecen la pena. Para ver otro como el de ayer hay que esperar hasta el 2026.

diego.perez@lavoz.es