El Concello de Vigo no controló si las obras del Plan E generaban empleo

Juan Manuel Fuentes Galán
juanma fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Inicio de la humanización de la calle Barcelona con fondos del Plan E en agosto del 2009.
Inicio de la humanización de la calle Barcelona con fondos del Plan E en agosto del 2009. óscar vázquez< / span>

Tirón de orejas del Tribunal de Cuentas: un informe constata que no hubo seguimiento y que se limitó a fiarse de lo que decían las empresas

12 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El último gobierno del socialista Rodríguez Zapatero intentó mitigar los efectos de la crisis económica en sus inicios con el polémico Plan E, por el que transfirió 5.000 millones de euros a los ayuntamientos en el 2009 para realizar obras. Su finalidad, además de mejorar las infraestructuras, era crear empleo. Años después, el Tribunal de Cuentas ha investigado su ejecución y el Concello vigués no sale bien parado.

Tras un muestreo sobre 23 ayuntamientos mayores de 50.000 habitantes, este organismo constata que seis de ellos (Vigo y también Valladolid, Mérida, Palma de Mallorca, Tarragona y Telde) «no previeron la realización de ningún tipo de seguimiento de la contratación de trabajadores, limitándose, al finalizar la obra, a solicitar a las empresas adjudicatarias la información exigida en la memoria justificativa a remitir al Ministerio».

De esta forma cuestiona la exactitud de unas contrataciones que eran el objetivo perseguido por el Gobierno central para enviar esta lluvia de millones a los ayuntamientos.

Contrapone esta forma de actuar con lo que hicieron municipios como Logroño, Murcia o Zaragoza, que «previeron en los pliegos de los contratos que el contratista debía enviar mensualmente la relación del personal ocupado en la obra, distinguiendo entre el personal de plantilla y los de nuevo empleo, y respecto de estos últimos se exigía también acreditación del tipo de contratación efectuada». Otro, como Bilbao, Pamplona o Santander, solo reclamaban el listado de contrataciones realizadas a desempleados.

Destaca el tribunal el caso de Oviedo o Las Palmas, que además de recibir los listado de trabajadores contratados «establecieron la realización de visitas a la obra o la firma de listados de personal con el objetivo de llevar a cabo una comprobación in situ de la presencia efectiva de trabajadores».

Como prueba de que los datos que facilitaban las empresas y los reales podían ser muy distintos, señala lo ocurrido en Las Palmas, donde se detectaron «diferencias significativas» entre los datos de la adjudicataria y los que aportó la empresa municipal encargada de realizar este control «sin que además hubiera actuaciones posteriores para la aclaración de la discrepancia», se queja Cuentas. En Vigo no se planteó este problema ya que el Concello aceptó como única fuente lo que decía las empresas que hicieron los proyectos del Plan E.

A la vista de este informe recobra actualidad la anécdota protagonizada por el alcalde en la obra de reforma de los jardines situados a la entrada del cementerio de Pereiró. Caballero llevaba días insistiendo en que había exigido a las empresas adjudicatarias del Plan E que solo contrataran parados de Vigo. Ese día, el alcalde se puso a hablar con uno de los operarios y para sorpresa de los presentes, él incluido, le contestó correctamente en portugués.

Aparte de no controlar el empleo, el informe de Cuentas señala también que Vigo no envió proyectos alternativos al Ministerio, para que hubiera opciones de las obras a ejecutar para elegir las que más empleo crearan, irregularidades en la redacción de proyectos y que en algunos no se justificó su necesidad.

Dos años esperando por la guardería

La escuela infantil de Tomás A. Alonso entró en funcionamiento casi dos años después de finalizada su construcción, según constata el Tribunal de Cuentas. Estos 672 días de espera, que se le hicieron muy largos a las familias que aguardaban por esta dotación, se debieron a «deficiencias en la obra ejecutada y el proceso para su subsanación». Extiende también la responsabilidad del Concello vigués al hecho de que una vez solventados estos problemas se produjo también un retraso en la adjudicación del contrato para la prestación del servicio, que duró casi un año desde el comienzo de su expediente administrativo el 27 de octubre del 2011». Solo otro proyecto de toda España tuvo un retraso mayor.

Caballero escucha gritos de protesta en su visita al retrasado mercado del Progreso

Tres años de retraso en la ejecución de las obras de rehabilitación del mercado del Progreso tienen de los nervios, y algo más, a los titulares de los puestos. Los sucesivos aplazamientos de la obra, iniciada en el 2010, todavía en el mandato anterior, han originado una merma en la clientela y el cierre de varios puestos ante la necesidad de utilizar instalaciones provisionales.

En este contexto, la visita que Caballero realizó ayer a la humanización de la Ronda de Don Bosco fue de todo menos cordial. Algunos vendedores profirieron gritos de protesta mientras ofrecía una rueda de prensa frente al mercado, que fueron audibles para el alcalde. Tanto, que respondió a voces achacando la responsabilidad al grupo nacionalista.

«Algunas personas se quejan, pero deben atribuirlo al BNG. Ellos fueron los responsables de iniciar el proceso, pero llegado el momento de aprobar los presupuesto para acabarlo no lo autorizaron y lo boicotearon», afirmó el alcalde. En tono críptico, dijo que los vendedores «no necesitan llamar al candidato del BNG para confirmarlo ya que pueden hablar con sus militantes del mercado».

Respuesta de Otero

Unas horas después, el alcaldable nacionalista, Serafín Otero, achacaba a Caballero la responsabilidad de que todavía esté en obras. «Se o BNG non tivese empezado o proxecto quedaría nun caixón, como pasou co do Berbés». Respecto al abultado retraso, lo achacó «ao desinterese do alcalde, que non pode botar a culpa ao BNG cande leva catro anos gobernando e debería estar rematado hai tres».

   Quizás por ello Caballero no tenía pensado ayer hablar del mercado, pero se vio obligado al escuchar los gritos de protesta. Su interés era destacar el estado en el que ha quedado el vial. En la fase ejecutada, la que está frente al mercado, el Concello se ha gastado 500.000 euros en reformar las aceras, renovar las canalizaciones del subsuelo y colocar nuevo arbolado y mobiliario. Aseguró que después le tocará a los dos tramos pendientes.