La venta de amarres desata la polémica en vísperas de las elecciones del Liceo de Bouzas

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

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La candidatura que gane mañana decide el futuro de la sociedad

01 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Liceo de Bouzas celebra mañana elecciones para decidir su futuro tras la dimisión del presidente Xosé Manuel Carballo. Las dos candidaturas que se presentan quieren lo mejor para el club, pero por diferentes caminos. La concesión administrativa de los pantalanes por 20 años, en lugar de las autorizaciones renovables cada tres, como sucedía hasta ahora, ha dado lugar a diferentes interpretaciones sobre la forma de explotación.

La posibilidad de cobrar una comisión por la venta de amarres divide a los socios. Esta cuestión es la que más críticas suscita por parte de la candidatura encabezada por José María Martínez Bosch. No está de acuerdo con que la entidad cobre hasta un 40 % del precio oficial por la venta de amarres. «Es como si en una comunidad de vecinos el presidente dice que cuando yo venda el piso le tengo que dar el 40 % de su valor oficial, ni siquiera del coste por el que lo vendí», comenta Bosch, quien rechaza una derrama de socios para ampliar la marina. Reconoce que es necesario cambiar la tendencia de pérdida de socios y entiende que para que haya nuevas adquisiciones de plazas es necesario eliminar antiguas restricciones y promover la libre transmisión.

Para Jorge Lago Piñeiro, que encabeza la otra candidatura, lo fundamental es el futuro de la sociedad. Pretende recobrar el protagonismo de otras épocas ofreciendo elementos singulares de atracción para la gente y en especial para la juventud. No quiere que se convierta en una simple marina para acoger barcos y apuesta por poner en valor el acervo de conocimiento que hay en el club. «Hay gente que ha navegado sin electricidad hasta hace 30 años, tenemos investigadores, disciplinas deportivas y muchas cosas que pueden devolver a Bouzas la vida de conocimiento del mar». Sobre la gestión de la marina, advierte que «las decisiones deben tomarse en asamblea, no por la junta directiva, que solo da su visión», añade. Tomando como punto de partida los textos propuestos por la junta saliente, su idea es reabrir la comisión encargada de la redacción de los nuevos estatutos a los socios que deseen participar. A continuación se abriría un corto período de alegaciones y se convocarían asambleas para decidir estatutos y reglamentos.