El conde de Gondomar, al banquillo

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Una vecina denuncia al noble de O Val Miñor por presuntas amenazas a raíz de una discusión por la falta de mantenimiento de la finca de su pazo

21 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El conde de Gondomar no se lleva bien con sus vasallos por culpa de la finca de su pazo. Si todavía viviera en el antiguo régimen podría dominarlos, imponerles un castigo o subirles los tributos. Pero en un estado de derecho es el pueblo llano el que se ha rebelado contra él y próximamente lo sentará en el banquillo de los acusados.

Gonzalo Fernández de Córdoba Navaez está inculpado por una falta de amenazas por un altercado que tuvo con una vecina en agosto del año pasado.

Según la denuncia presentada en el cuartel de la Guardia Civil de Gondomar, el noble dijo al hijo de la denunciante, presuntamente, «que le iba a dar unas hostias», un lenguaje impropio de su sangre azul que hirió la sensibilidad de la madre, una mujer muy devota, que decidió no pasarlo por alto a pesar del alto linaje de su convecino.

La trifulca comenzó raíz de que el conde llamó la atención a la señora porque estaba tirando hojas en la cuneta. En ese momento salió su hijo para preguntar qué estaba sucendiendo. «El conde les amenazó a ella y a su hijo con una actitud violenta y chulesca, realizando aspavientos en los brazos a modo de intimidación», según se expresa en la denuncia.

La mujer le recriminó entonces que debería preocuparse de la limpieza y la tala de los árboles del pazo, del que es propietario, por el inminente riesgo de que las ramas acaben en la vía pública, pero él no le hizo caso.

El juicio se celebrará la próxima semana en el juzgado de instrucción número 2 de Vigo. Dado que el conde no tiene fijada su residencia habitual en Galicia, vive en Madrid, no tiene obligación de comparecer para defenderse. Si resulta condenado, podría enfrentarse al pago de una multa de hasta 400 euros o cumplir varios días de localización permanente dentro de su domicilio. La mujer denunciante aportará en la vista dos testigos que presenciaron los hechos.

Falta de mantenimiento

El estado de la finca del pazo del conde de Gondomar, un monumento declarado hace doce años por la Xunta de Galicia como bien de interés cultural, es motivo de preocupaciones para su propietario y de problemas con sus vecinos, que temen por su integridad.

Las protestas se centran en que el volumen de la floresta sobrepasa los límites de los muros que circundan este espacio protegido. Una decena de familias del entorno consideran que esta situación supone un riesgo para la integridad de los viandantes. El peligro también existe en la finca contigua. La dueña afirma que hace tres años una rama cayó sobre su yerno. Los afectados llevan más de quince años residiendo en la zona. Aseguran que durante todo este tiempo casi no se han registrado labores de mantenimiento, más allá del que hace la maquinaria municipal cuando limpia las aceras. «Cuando llegamos, las acacias y las tuyas eran pequeñas, pero ahora superan los 30 metros de altura», manifiestan. Ángeles Yepes, otra vecina, insiste en los riesgos cuando se producen vendavales.

A pesar de los diversos requerimientos enviados por el Concello de Gondomar, la finca del pazo continúa sin mantenimiento. Los árboles permanecen sin cortar con el peligro de ocasionar algún percance. En su momento, el conde se excusó en que el pazo es del siglo XVI y el jardín, con 150 años de antigüedad, es un bien de interés cultural protegido, por lo que cualuqier actuación precisa de autorización expresa de la Xunta».

Entiende que la distancia a la que se cosntruyó la urbanización cercana «puede no ser adecuada a la ley, por cuanto se levantó cuando el espacio ya estaba protegido, conociéndose los posibles problemas que podría acarrear. Los vecinos reclaman seguridad en la zona.

El noble le dijo a un vecino que le iba a dar un puñetazo, según la denuncia

La mala relación viene dada por la falta de cuidado de los jardines del pazo del conde