Una florista contra la competencia desleal

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

TOMIÑO

ALEJANDRO MARTINEZ MOLINA

Una empresaria de Tomiño lanza una cruzada contra personas que se han metido en el negocio de las flores sin pagar impuestos restando clientes a las tiendas

25 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

María Teresa le ha declarado la guerra a la competencia desleal. Esta florista lleva a cabo desde hace un mes su particular cruzada contra el intrusismo profesional en su tienda de Tomiño. Ha empapelado el escaparate de su establecimiento de la calle Buenos Aires con carteles en contra de las floristas ilegales. De esta forma quiere llamar la atención de los vecinos para que no dejen de apostar por el comercio local, que paga impuestos y crea riqueza en el Concello. María Teresa enarbola su campaña en el municipio que ostenta el primer lugar de España en producción de flores. No resulta difícil adquirirlas al por mayor en algún vivero de la zona y venderlas después dentro de la economía sumergida.

Esta actividad ilícita merma mucho sus ingresos y le impide contratar a una persona en su tienda para atender a los pedidos. «He quitado mis cursos, he pagado un dineral por ellos y ahora me encuentro con gente que no necesita ni cursos, ni licencias, ni permisos y están trabajando más que yo a un precio más bajo porque se lo pueden permitir», protesta. Conoce perfectamente a sus rivales. «Son cinco personas de O Baixo Miño, a los que se suman almacenes y viveros que venden sin IVA a esa gente, fomentando este tipo de mercado que no puedo controlar», asegura. Afirma que tiene fotografías para acreditar la actividad que realizan. «Están en el Baixo Miño, tengo los datos de esas personas, se cómo trabajan y lo puedo demostrar», dice.

Algunos venden las flores en bajos comerciales y en fechas señaladas se ven incluso colas de clientes esperando. Tienen incluso cámaras donde guardar las flores en grandes cantidades. También sabe de alguna funeraria de la zona que adquiere las flores a estas personas. Su clientela se dispara en fechas señaladas como el día de la madre, difuntos o Navidades.

«Esta gente toda ha sido denunciada hace cuatro años ante la Fiscalía y en Inspección de Trabajo», dice. «Parece que todo quedó en el olvido, pero vuelvo a atacar de nuevo porque tengo dos hijos que sacar adelante y mucha ilusión por mi negocio», asegura.

Experiencia

María Teresa lleva tres años en el negocio de la floristería. Anteriormente tuvo otro comercio en el que vendía artículos de todo a cien, pero con el paso del tiempo prefirió especializarse en floristería y abrir un establecimiento «que le dio mucho caché al Ayuntamiento, asegura».

A pesar de las denuncias que ha presentado en Inspección de Trabajo y el Ayuntamiento, lamenta que todo sigue igual. «En Inspección de Trabajo quedaron en llamarme y, si me piden pruebas, se las voy a dar». Lamenta que en el Concello de Tomiño no le hicieron mucho caso. Le hubiera gustado ser escuchada por algún responsable municipal. «A parte de no hablar conmigo ni interesarse directamente por mi problema, la respuesta que me dieron no fue muy viable, porque no creo que esto sea un tema de la Policía Local», afirma.

«Pasan de todo», así explica cómo le parece que es el comportamiento de las autoridades competentes respecto a este problema y que permite que los comerciantes que no pagan impuestos continúen desarrollando su actividad con total impunidad. Asegura que no está sola en su lucha. Otros profesionales del sector que están establecidos legalmente en la comarca también aplauden su campaña de rebeldía porque se ven afectados de la misma forma.

María Teresa afirma que no descansará hasta que no vea que gente que no paga impuestos deje de vender flores en la comarca de O Baixo Miño.

«Me gustaría que los ilegales devolviesen el dinero robado»

María Teresa afirma que la campaña que ha emprendido desde su local ubicado en el centro de Tomiño es «para hacer ruido» e intentar que desaparezca la competencia desleal. Ella no solo no se conforma con ver cómo se libera de comerciantes que defraudan a Hacienda no tributando impuestos haciendo mucho daño a los que están establecidos legalmente. «Creo que deberían devolver el dinero que están robando», afirma. «Cobran lo que les da la gana, cosa que las floristerías no pueden hacer porque tienen que ajustarse a unos precios», afirma. Lamenta además que como mucha competencia desleal no tiene muchos conocimientos en el sector de la floristería, se dedican a copiar el trabajo de los demás. «No les hace falta pagar cursos de formación, les basta con venir al escaparate, hacer una fotografía y copiar», afirma. Le da rabia pensar que «lo di todo, ahí estoy en ferias y asistiendo a cursos para ofrecer lo mejor al cliente y esta gente viene aquí quita una foto y me lo hace igual».

Sector perjudicado

Esta empresaria que lleva 25 años residiendo en Tomiño cree que al final son los consumidores los más directamente perjudicados al no poderse desarrollar el sector como debiera. De hecho su tienda ha sido la primera floristería del casco urbano de Tomiño.

«Soy joven, quiero hacer cosas, innovar, pero esta situación me lo impide, además me encuentro con esta lacra y no puedo tener empleados», afirma. Dos de las personas que venden flores en grandes cantidades son jubiladas, que ya tienen unos ingresos asegurados. «Una de ellas cobra una paga de Suiza y otra pensión de jubilación», añade esta empresaria, que no quitará los carteles de su tienda.