Les perdona 3.000 euros y le dejan la casa sucia y con daños

RIBADAVIA

Un vecino de Ribadavia recupera su piso en Vigo con basura y en mal estado

03 jul 2016 . Actualizado a las 14:43 h.

A Antonio Vázquez Sobrino, vecino de Ribadavia, se le cayó el alma a los pies cuando hace unos días observó el estado en el que le dejaron el piso unos vecinos a los que desahució porque llevaban más de un año sin pagar el alquiler. Un olor nauseabundo invadía la casa. Había basura acumulada y numerosos desperfectos. «El piso está destrozado, al baño le faltan dos puertas, las persianas están rotas y todo el suelo de madera está meado por los perros», lamentaba ayer.

El hombre ha tenido que recoger numerosos juguetes y ropa de niño que dejaron de ser útiles y ahí se quedaron. Además encontró cajas llenas de paquetes de lentejas, arroz y garbanzos que va a donar a un convento porque le da pena tirarlos. Cree que podría ser ayuda alimentaria que recibían los anteriores moradores, que no fue bien aprovechada.

Su caso representa la otra cara de algunos desahucios, que no siempre salen a la luz pública como los dramas de las familias que han tenido que marcharse y que han recibido apoyo de colectivos sociales.

Lo cierto es que ahora Antonio tiene un problema para poder arreglar la vivienda, puesto que vive con una pensión de 500 euros mensuales. Los poco más de 300 euros que cobraba por el alquiler era una pequeña ayuda para seguir tirando hacia adelante y ahora no podrá afrontar el arreglo de todos los desperfectos. «No me llegan 10.000 euros para poder arreglar la casa», manifestaba ayer. A Antonio le duele especialmente el estado en el que le han dejado la vivienda porque fue muy condescendiente con los anteriores inquilinos, sabiendo que estaban pasando por una mala situación económica. No considera justo que después de soportar años de retraso en los pagos, más de un año de impago, perdonarles una deuda de 3.000 euros y esperar seis meses a que la Justicia restituya los derechos de acceso a su propiedad, ahora se encuentre con que necesita invertir varios miles de euros adicionales para reparar los daños producidos en un patrimonio conseguido a base de su trabajo. No se le pasa por la cabeza la idea de presentar una reclamación, sabiendo que los anteriores inquilinos son insolventes.

Mientras tanto, estas personas disfrutan de una nueva vivienda en régimen de alquiler social otorgada por la Xunta en Salvaterra. El cabeza de familia explicaba ayer que les metieron mucha prisa para abandonar el domicilio, ubicado en la calle Torrecedeira, y que no les dio tiempo a dejarlo mejor. «La abogada nos metió mucho apuro, era un viernes y ya teníamos que estar fuera antes del lunes», explicaba ayer. «Sí que es cierto que me olvidé de sacar a la calle dos bolsas de basura y quedaría bastante olor, pero nada más», dijo. Negó haber dejado destrozos en un piso con más de 35 años de antigüedad. «No le faltan dos puertas, están en el trastero, las saqué porque estaban en muy malas condiciones y la ventana de la cocina cualquier día se viene abajo». El hombre declaró que sacó de la vivienda todo lo que le dio tiempo y afirma tener mensajes para demostrar que su intención era continuar limpiándolo.