«Quiero a mi mujer y a mi hijo más que a mi vida»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

SALVATERRA DE MIÑO

Mustafá E.H., durante el juicio que se celebró ayer en la Audiencia de Pontevedra.
Mustafá E.H., durante el juicio que se celebró ayer en la Audiencia de Pontevedra. capotillo< / span>

Un acusado de intentar violar a su mujer y quemar a su hijo por defenderla en Salvaterra alega no recordar nada

08 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aseguró no recordar nada de lo que ocurrió el 27 de junio del año pasado, día en el que, según la Fiscalía de Pontevedra, intentó agredir sexualmente a su esposa, trató de quemar a su hijo cuando salió en defensa de su madre y se enfrentó violentamente con la Guardia Civil. «A mi mujer la quiero mucho y en mi vida pensé hacerle daño», aseguró Mustafá E. H., así como insistió en su amor por su esposa y su vástago: «Los quiero más que a mi vida».

Reconoció que padece un problema de alcoholismo y que en las horas previas al incidente estuvo bebiendo en bares de Portugal: «Antes de salir de casa tomé doce cervezas escondido en el garaje porque a mi mujer no le gusta que beba alcohol».

Este vecino de Salvaterra, tras reiterar en varias ocasiones que ni recuerda como llegó a su casa, sostuvo que solo se percató de que algo ocurría cuando la Guardia Civil «reventó la puerta de la habitación en la que dormía». En cualquier caso, insistió en que «nunca hice daño a nadie».

Se trata de una afirmación que su mujer tiró por tierra nada más empezar a declarar tras un biombo. Relató en la Audiencia de Pontevedra que los episodios violentos eran habituales, así como apuntó que aquel día estaba «muy bebido».

Aquel día, nada más entrar en el domicilio familiar, «me tiró el triángulo del coche (...). De inmediato, la tomó conmigo». Explicó que Mustafá quería mantener relaciones sexuales, a lo que ella se negó. Todo parece indicar que, paulatinamente, la violencia del acusado se fue incrementando: «Me echó las manos al cuello».

Fue entonces cuando su hijo de 11 años salió en auxilió de esta mujer: «Deja a mamá. No le pegues más», repetía hasta que, según indicó su madre, «cayó desmayado de los nervios».

Fue entonces cuando vio una imagen que difícilmente podrá olvidar, la de su marido, el padre del niño, cogiendo una garrafa de gasolina para, acto seguido, rociar el combustible sobre la cabeza de su hijo, que yacía en el suelo. Finalmente, el pequeño pudo huir con su madre, instante en el que decidió parapetarse en la vivienda arrojando toda clase de objetos -piedras, botellas de cristal e, incluso, una escopeta de aire comprimido- a quien se aproximase a la casa, fuese vecino o guardia civil.

Al término de la vista oral, el fiscal jefe provincial, Juan Carlos Aladro, solicitó 2 años por agresión sexual en grado de tentativa, 9 meses por lesiones, 5 años por intento de homicidio, y año y medio por atentado.