Salvaterra do Miño es el municipio con más extranjeros de la provincia

Monica Torres
mónica torres SALVATERRA / LA VOZ

SALVATERRA DE MIÑO

William Robertson y Romyna Estévez, escocés él e inglesa ella, han montado una academia.
William Robertson y Romyna Estévez, escocés él e inglesa ella, han montado una academia. a. martínez< / span>

El 7,4% de sus 9.626 vecinos proceden de otros países, sobre todo Portugal, Brasil, Marruecos, Líbano y Francia

23 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Salvaterra do Miño es de los pocos municipios de su comarca que casi no ha perdido población en el último lustro. Con un crecimiento tímido, pero constante, aunque en el último año perdió 7 habitantes se ha convertido a día de hoy en el más cosmopolita de toda la provincia. En la villa que aspira a constituirse como eurociudad con Monçao residen 712 extranjeros según el Instituto Galego de Estadística. Es decir que el 7,4 % de sus 9.626 vecinos procede de otros países. El desfase con el resto de localidades del área metropolitana de Vigo es más que destacable.

A nivel provincial, solo Silleda, con un 6,58%, se le aproxima, pero ninguno de los 60 restantes llega siquiera al 6%. El tercer puesto es para Salceda de Caselas, con un padrón en el que el 5,12 % de sus vecinos son de otras nacionalidades. Pocos más superan el 4%: Vigo y Soutomaior, con un 4,94 y un 4,79 %, respectivamente, seguidos de Lalín, O Porriño, Tomiño, Ponteareas y Crecente. Del resto ni uno supera el 4% de habitantes extranjeros.

La proximidad con Portugal y la conexión por un paso sobre el Miño de 700 metros de longitud explica la convivencia entre las dos orillas. Hasta el regidor salvaterrense, Arturo Grandal, pasa los fines de semana en Monçao.

En el padrón municipal de Salvaterra do Miño conviven varias nacionalidades aunque los portugueses ganan por goleada, con 265 inscritos. Más de un centenar de sus nuevos vecinos vienen de Marruecos y el Líbano y casi otro tanto de Brasil. Las comunidades de Francia, Argentina y Venezuela también están bien representadas con más de una decena de altas por cada una de estas nacionalidades.

En este proceso migratorio hay un tanto por ciento de vecinos que emigraron hace años en busca de trabajo y que, tras jubilarse, regresan a su casa, como ocurre en otros municipios. Pero también los que llegan atraídos por la proximidad con Portugal que buscan tranquilidad y precios de vivienda competitivos. «Cuando se ofrecieron los pisos nuevos a 150 euros por mes vinieron muchos magrebíes y luego fueron trayendo a sus familiares», indica Arturo Grandal.

Es un movimiento similar al que se produjo en otros municipios fronterizos como el de Tui, donde también hay una comunidad consolidada procedente de Marruecos. El Miño facilita la búsqueda de empleo en los dos lados de la frontera, por lo que también se asientan muchos trabajadores transfronterizos.