Los pescadores piden que se elimine una escollera que impide el marisqueo

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera REDONDELA /LA VOZ

REDONDELA

Luis Carlos Llera

La desembocadura artificial del Alvedosa arroja sedimentos desde el año 1926

21 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los pescadores y mariscadores de Redondela han presentado al Concello la solicitud de que se elimine una escollera histórica, de 1926. Se construyó en su día para encauzar la desembocadura del río Alvedosa. En aquella época, el río formaba un estuario que se adentraba hasta lo que hoy día es el centro urbano. «Cuando era pequeño al río le llamaban Colorado por el tinte que se usaba en la fábrica textil de Regojo. Unas veces el río aparecía rojo y otras, amarillo», recuerda el presidente de la cofradía de pescadores San José de Redondela, Clemente Bastos.

«En su día pensaron que el encauzamiento sería bueno, pero se ha visto como altera las corrientes y hace que se deposite limo en la zona y en el centro de la ensenada de San Simón», explica Bastos.

El agua dulce del río baja a veces con fuerza arrastrando fango por los temporales. Todo ese material en suspensión es lanzado como por una cerbatana y acaba en el centro de la ría formando un pequeño montículo de sedimento cada vez mayor. Impide también que las corrientes circulen de manera favorable al depósito de arena en las costas y en las playas. Cada vez más las playas de Cesantes aparecen con más guijarros y menos arena. «Toda la zona alrededor de la vieja escollera es improductiva para el marisqueo y queremos que vuelva a producir como antaño», manifiesta Bastos.

Los viejos pescadores recuerdan con nostalgia la época en que el estuario permitía una mayor área de pesca y el río era navegable hasta la puerta del Ayuntamiento. Con las crecidas se formaba una gran marisma. Pero a mediados del siglo XX se consideró que la villa debía crecer en este especio y se fue robando terreno al mar. Hoy día en estos terrenos hay muchos edificios.

La iniciativa para derribar la escollera y recuperar parcialmente el aspecto original de la desembocadura se pretende financiar con fondos del Grupo de Acción Costera, que proceden de Europa. Costaría 75.000 euros, de los cuales 50.000 serían aportados por la cofradía y el resto, por el Concello. Se trataría de derribar trescientos metros de canalización que hoy día está muy erosionada por las mareas. Es el extremo final del canal que desemboca en mitad de la ensenada de San Simón. Actualmente la salida de agua a través de este cauce provoca una sedimentación de arena en mitad de la ría y que el fango cubra los fondos. La cofradía ha recuperado para el marisqueo una gran superficie de 180.000 metros cuadrados y pretende recuperar poner en valor 20.000 metros más sembrándolos de semilla de almeja japónica. En total quieren sembrar cinco millones de unidades de japónica, un molusco que se desarrolla muy bien en las rías y que es más resistente que otros bivalvos.

El patrón mayor advierte que la recuperación de un banco marisquero requiere tiempo. Actualmente se produce una gran mortandad de berberechos y otros bivalvos que se crían en la ensenada, desde el longueirón a la almeja fina. La única especie que no se da en este lugar es la almeja roja. Los fuertes temporales arrastran barro y el agua lava a veces con demasiada fuerza el fondo, provocando que la salinidad disminuya y la mortandad entre las crías de almeja se dispare.

Otro de los enemigos en el fondo de la ría son las algas, que proliferan por doquier. El problema mayor se produce con la llegada del calor y el aumento de la temperatura que hace que se pudran con mayor facilidad y que formen un tapiz en el lecho de la ría que impide a los bivalvos poder respirar con normalidad y acaba a la postre matándoles.

La cofradía ideó en su día un barco especial para recolectar algas. Pero la embarcación encallaba y la cinta transportadora no dio el resultado apetecido. Así que las mariscadoras siguen recogiendo las algas a mano.

Capturas

El año pasado Cesantes produjo casi 73 toneladas de moluscos, exactamente 72.876 kilos. La mayor parte de este cómputo correspondió a la almeja japonesa, con 53.434 kilos. En segundo lugar se sitúa el longueirón vello, una especie parecida a la navaja del que se capturaron el pasado año 11.700. Después se situaron la almeja fina con 3.404 kilos, el berberecho con 3.400 y la almeja babosa, con 262.