El alcalde constata las trabas en Ponteareas a los discapacitados

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera PONTEAREAS / LA VOZ

PONTEAREAS

fotos l.c.ll.

Dos mil personas de la comarca sufren problemas de movilidad en la capital de O Condado

08 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Bajando la rampa del Concello en silla de ruedas, el alcalde de Ponteareas tenía cara de estar realizando un eslalom en el Gran Dragón de Portaventura. Xosé Represas y algunos concejales y diputados comprobaron ayer en carne propia lo complicado que resulta manejarse en silla de ruedas por su propio municipio. Es la realidad que sufren más de dos mil personas que viven en la comarca de O Condado, según datos de la Confederación Galega de Minusválidos, Cogami.

El regidor llegó con la silla a la calle Rogelio Groba, antes denominada Darío Bugallal. Allí vio lo incómodo que resulta el traqueteo que provocan los adoquines para las personas que sufren lesiones medulares. «Es muy molesto y doloroso para este tipo de discapacitados», apuntaba una de las personas de la asociación Adapta, que participó en la jornada de concienciación.

Ponteareas dedica este semana a la discapacidad y lo hace con actos públicos y también con la experiencia de los políticos de tener que dar una pequeña vuelta en silla de ruedas.

La concejala Verónica Carrera fue una de las que se animó a probar la silla. En su caso tenía más mérito porque se encuentra embarazada de ocho meses, así que descender y usar mal el freno podía traer como consecuencia una peligrosas caída. Represas le advertía que tuviese cuidado y que no bajase una rampita que parecía complicada. «É incrible, ata que te pos non te das conta do difícil que é», señalaba la futura madre.

El regidor señala que han encargado un estudio sobre la movilidad. Lo van a llevar a cabo técnicos del Concello y de la Diputación y servirá de base para realizar actuaciones en favor de una mejor accesibilidad.

Los participantes en el experimento siguieron atentamente las instrucciones de manejo de la silla de los monitores de Cogami. Moncho Rodríguez les aleccionaba sobre cómo subir el bordillo de la acera. Una cosa que parece muy sencilla y que a veces requiere de habilitad y fuerza y no todo el mundo tiene los brazos demasiado desarrollados ni la técnica precisa para subir a la acera correctamente. El propio alcalde necesitó que le empujasen la silla un poco y tirasen de él desde delante.

Iván Pombo, otro de los voluntarios, señalaba ayer que una silla de ruedas eléctrica cuesta tres mil euros.

La villa del Tea se ha preocupado siempre por las personas con dificultades y de hecho dispone de un centro municipal, Asprodico, en el que se imparten talleres fisioterapia y formación a once personas con discapacidades de distinto tipo.

El presidente provincial de Cogami, Ángel Holguera, asegura que «Ponteareas no es de los municipios que peor está para las personas que vamos en silla de ruedas». Es de la opinión de que en los últimos años ha habido bastante mejoría en los diferentes concellos de la comarca, pero hace un llamamiento a los propietarios de locales de ocio para que los adapten a personas que tienen movilidad reducida. «A nosotros nos gusta, como a todo el mundo, ir a divertirnos», recuerda este porriñés representante de la confederación gallega en la provincia.

La Diputación quiere dar visibilidad a estos colectivos «no solo un día al año», según explica la diputada de Cohesión Social, Digna Rivas, que ayer probó también la silla de ruedas.