La falta de frío pone en jaque al vino y al kiwi en la comarca de O Baixo Miño

Monica Torres
mÓNICA TORRES TOMIÑO / LA VOZ

O ROSAL

Un adelanto de la brotación expondría las cosechas a heladas de fuera de temporada

07 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Viticultores, agricultores y kiwicultores comparten estos días ese temor tan extendido a lo desconocido. Veteranos con más de tres décadas de trabajo en el vergel de la zona y los resultados de los medios punteros de recogida de datos a pie de campo explican su preocupación, porque no se recuerda un invierno tan caluroso.

Las estadísticas de Kiwi Atlántico indican que no se han alcanzado ni la mitad de los días de frío que la media. «Nosotros manejamos los parámetros de horas de frío y, pese a que en la comarca de O Baixo Miño lo habitual es que entre diciembre y febrero se contabilicen 700 horas con temperaturas por debajo de los 7 grados, a estas alturas solo ha habido 350» confirma el técnico de la empresa, Martín Fernández.

Los cambios climatológicos son un desafío constante por lo que en la comarca se agrupan también las empresas y grupos punteros en patentes y sistemas que minimiza esos caprichos, como en Terras Gauda, con una levadura propia que blinda cualquier variante de las condiciones meteorológicas. Pero el recelo a enfrentarse a este nuevo desafío de la naturaleza impone un gran respeto en todos los sectores vinculados a la agricultura. Temen que el frío que aún no se ha sentido llegue tras la brotación y que esta se adelante apareciendo en los próximos días en vez de en marzo, como suele ser normalmente en los viñedos.

«El adelanto en sí no nos importa si solo afecta a los tiempos y hay que precipitar la vendimia. Pero si arranca la brotación y luego llegan las heladas, puede haber daños serios en la producción», indica desde Lagar de Fornelos Ángel Suárez. El enólogo recurre al refranero popular para advertir de los reveses de la climatología. «Cuando marzo mayea, mayo marcea», recuerda mientras revisa los tratamientos que se aplican a todos los los viñedos estos días. Los viticultores insisten en que «en O Rosal, donde tenemos un microclima específico, los termómetros no han estado nunca bajo cero este invierno».

Suárez resalta las bondades del frío para las vides. «Las bajas temperaturas matan las formas invernantes de insectos que se refugian en las raíces y debajo de las plantas, reduce su población y por lo tanto los riesgos de que aparezcan cuando comience la brotación o en el verano. la falta de frío da más de trabajo de antemano, porque obliga a dar más tratamientos contra los insectos».

En la principal comarca productora de kiwi de la península se ansía el frío. «Para que haya una buena brotación y, por lo tanto, cantidad suficiente de flor tienen que haberse registrado entre 600 y 700 horas de frío», destaca Fernández.

Que la brotación se adelantase «implicaría que fuera más irregular, más escasa y con menos cantidad de flor», dice. Para este sector, la falta de invierno conllevaría una reducción en la producción final. «Lógicamente nuestro temor principal es el mismo que el de todos los que viven del campo en esta zona, si hiela tras la brotación habrá daños en la campaña».