Las abejas se ponen a dieta por la avispa asiática

Monica Torres
mónica torres O ROSAL / LA VOZ

O ROSAL

ALBA PEREZ

Apicultores de O Baixo Miño y O Val Miñor las alimentan con agua y azúcar en las propias colmenas, de donde no salen por miedo

11 sep 2015 . Actualizado a las 09:26 h.

Los apicultores de O Baixo Miño y O Val Miñor han comenzado a alimentar manualmente a sus abejas. Daniel Fornos, de O Rosal, explica que «es la primera vez que tenemos que hacer algo así, pero es que las reinas no se atreven a salir de las colmenas por miedo a las avispas asiáticas».

Fornos colabora con el Concello de O Rosal y Tragsa en la retirada de los nidos de esta especie depredadora. Es una de las personas que más saben sobre su enemigo animal número uno. «En zonas como Ourense hay que alimentar manualmente a las abejas si hay mucho frío en invierno, pero aquí nunca había pasado nada así», confirma. Este apicultor destaca en todas las campañas de prevención y eliminación de nidos que se hacen en el sur de Vigo y el norte luso, principal zona de entrada en Galicia de la vespa velutina.

«A esta altura del año, las reinas tendrían que estar renovando las colmenas, pero no es así ni hay cría y la poca abeja que hay puede tener poca vida», advierte. El sector ya ha sufrido pérdidas. «¿Cómo no va a haber preocupación, la producción en mi caso ha caído a la mitad respecto al año pasado pero no por la avispa asiática, sino más por factores de producción y meteorología; aún así ya ha comenzado a afectar a la cantidad de miel recogida», indica el apicultor rosaleiro.

En Nigrán la situación es idéntica. El edil de Relaciones con las Entidades y Sanidade, Alfonso Vázquez, también es apicultor. Ayer acompañó al personal de Tragsa durante la retirada y fumigación de otros 5 nidos. «Las abejas no salen de las colmenas por miedo y, si alguna lo hace, las avispas ya lo atrapan», indica. El relato resulta escalofriante. «Es como en las películas y guerras cuando el enemigo rodeaba el castillo y esperaban a que los ocupantes quedaran sin alimento para obligarlos a salir y atacar entonces», dice para explicar la táctica de la especie invasora. «La situación es terrible porque no pueden salir de las colmenas. Ahora las abejas tenían que salir porque hay uvas, manzanas y castaños para alimentarse, pero están totalmente paradas por miedo», corrobora Vázquez. Lógicamente, avanza, «la producción bajará porque no se va a recoger el néctar del verano. Se alimentan con agua y azúcar porque si no mueren». Tanto en O Baixo Miño como en O Val Miñor los expertos hablan de invasión. «Las trampas tenemos que vaciarlas cada dos días. El año pasado revoloteaban algunas en las piqueras, pero ahora hay más de 150 al acecho», destaca Vázquez. «Entre los nidos retirados por Tragsa y los que sacamos nosotros, ya habremos anulado cien este verano, casi el doble que todo el año pasado, y cada día hay nuevos avistamientos», apunta Daniel Fornos.