«Este paso nunca ha gustado a nadie»

alejandro martínez O PORRIÑO / LA VOZ

O PORRIÑO

XOAN CARLOS GIL

Los vecinos de O Porriño se rebelan contra unas vallas de tren que suponen molestias desde hace varias generaciones y reclaman la supresión para poder mejorar su calidad de vida

18 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El descarrilamiento de un tren el viernes de la semana pasada que arrojó 4 muertos y 49 heridos es el accidente más grave que ha ocurrido en O Porriño en las últimas décadas. Nunca antes la infraestructura ferroviaria había causado tanto dolor en el municipio. Pero varias generaciones de porriñeses vienen sufriendo a diario el paso de los ferrocarriles. Las barreras han condicionado la vida cotidiana del municipio a lo largo de la historia. Los ciudadanos parecen resignados al ruido, las vibraciones en los edificios colindantes y las retenciones y el tiempo perdido en espera de que pase el tren para que se vuelvan a abrir las barreras. «Este paso no le ha gustado nunca a nadie, a veces las vallas no bajan a tiempo y es peligroso», afirma Cándido González González, de 63 años, vecino de Torneiros.

En la villa del Louro existe un clamor popular en favor de la desaparición de las vías del tren a su paso por el casco urbano. La humanización que le queda pendiente en el municipio es la creación de una gran zona urbana y peatonalizada al espacio que se ganaría a la vía férrea, como lo han hecho otras ciudades donde las líneas se han soterrado.

Pero si histórica es esta demanda, también lo es la falta de voluntad política para cambiar la configuración actual del sistema ferroviario en O Porriño. Marcelino Coto, el concejal más veterano de la corporación, afirma que las demandas se remontan a los tiempos anteriores a la democracia. Tras la muerte de Franco, todos los alcaldes que ha tenido O Porriño lo han seguido intentando, pero sin conseguirlo. La tragedia del 9 de septiembre ha vuelto a reavivar la animadversión de los porriñeses hacia las vías del tren que atraviesan el suelo urbano por el que pasan cientos de ciudadanos cada día.

«No es lógico que pase por el centro del pueblo, hay gente mayor que pasa sin mirar y las vallas ya han fallado varias veces», afirma Germán Lemos, un joven vecino del municipio.

Durante las últimas décadas se han barajado varias opciones para buscar una solución a este problema. Una de las posibilidades que se han barajado es la creación de un paso elevado para que el tren pase por encima de la calle y no entorpezca la circulación de vehículos y peatones. El trazado comenzaría a elevarse ya desde dos kilómetros antes de la estación. Esta opción fue desestimada por su alto coste. También se analizó la posibilidad de soterrar la línea del tren, opción que también quedó descartada por ser cara y por la dificultad añadida que suponen los nacimientos de agua que se encuentran a más de dos metros de profundidad.

La última opción que se ha valorado es hacer uno o varios túneles subterráneos para vehículos y peatones. Para ello, el Concello ya ha tramitado ante la Xunta la cesión de las calles Progreso y Buenos Aires. «No creo que sea la mejor solución», afirma Marcelino Coto, que apuesta por bajar el nivel de las vías del tren bajo la cota de superficie, pero dejándolas a cielo abierto, un proyecto más sencillo que el soterramiento total de las vías, pero que también permitiría comunicar espacios actualmente inservibles para el desarrollo urbano de la ciudad.

Como la solución no se vislumbra a medio plazo, el Concello de O Porriño solicitará a Adif que considere reducir de manera definitiva a 30 kilómetros por hora el paso de los trenes por el casco urbano de la villa. Esta medida aliviaría en parte las molestias que ocasionan los trenes. Renfe ya la ha puesto en marcha, pero solo de manera provisional, hasta que no se retiren los restos del accidente. «Puede suponer un retraso de cinco minutos, tiempo que se recupera, pero no así el coste de las vidas humanas en caso de un accidente», señala Coto.

El paso a nivel falló el año pasado una decena de veces. Los trenes atravesaron la zona urbana estando las barreras levantadas. Imágenes compartidas en las redes sociales en las que se contemplaba esta imagen generaron una enorme preocupación social en el municipio. Para Daimundo Pereira Costa, vecino del municipio de 38 años de edad, no es normal que se repitan tantos fallos. «Necesitamos un proyecto alternativo», afirma.

Los porriñeses se echarán a la calle para pedir la supresión de las vallas

El Concello piensa convocar una manifestación una vez que pasen las elecciones autonómicas para hacer ver que la supresión del paso a nivel es una reivindicación vecinal que todavía continúa latente. «Toda la corporación está de acuerdo en pedir una solución inmediata, ya sea soterrando la vía o desviándola, pero desde luego que a día de hoy los ciudadanos de O Porriño no están dispuestos a esperar más», destacó ayer la alcaldesa, Eva García de la Torre. La corporación está unida en la defensa de esta reivindicación e invitará a todos los vecinos a participar.

«Los vecinos sacamos a unas 30 personas cuando descarriló el tren»

Juan Manuel González Bacelo fue una de las primeras personas que acudió a auxiliar a las víctimas del accidente de tren. Este porriñés de 60 años se encontraba en su puesto de venta de pescado de la plaza municipal de abastos cuando se produjo el descarrilamiento. Inmediatamente dejó su puesto y corrió hacia el lugar del siniestro para ayudar. «Los vecinos sacamos a una 30 personas cuando descarriló el tren, pero los servicios de emergencia llegaron muy rápido», afirma.

«Fueron momentos de mucha tensión, porque la gente estaba dentro de los vagones y nos pedía ayuda para poder salir», recuerda. Reconoce que se trata de una experiencia que no olvidará en toda su vida. «En esos momentos lo que se te pasa por la cabeza es la incertidumbre por saber cuánta gente se habrá quedado debajo de los vagones», recuerda este vecino.