Mos estalla contra la liberación del sospechoso de matar a palos a su esposa: «No queremos verlo por aquí»

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Medio centenar de vecinos, encabezados por la alcaldesa, salen a la calle para exigir el reingreso en prisión del marido de Marina Rodríguez, en libertad ante la falta de pruebas

24 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«No queremos verlo por aquí», señalan en un bar a pocos metros del Concello de Mos. La puesta en libertad provisional del marido de Marina Rodríguez Barciela, por cuya muerte violenta fue encarcelado el esposo, ha indignado y ha puesto en guardia al vecindario. «Va tomando vinos por ahí presumiendo de que está en la calle», se quejan.

Medio centenar de vecinos encabezados por la alcaldesa, Nidia Arévalo (PP), y miembros de la corporación salieron este jueves a la calle para exigir el reingreso en la cárcel. El Juzgado de Instrucción número 3 de O Porriño había decretado el pasado martes la libertad de Florencio A. C., de 71 años, en prisión provisional desde diciembre del 2015, a la vista de las diligencias practicadas, a lo que no se opuso la Fiscalía, aunque sí la acusación particular, que ejerce la Xunta. La jueza lo puso en libertad tras retirarle el pasaporte porque «no existe riesgo de fuga» y le obliga a comparecer periódicamente en el juzgado.

El juzgado está a la espera de una prueba pericial forense. Según el resultado, la jueza decidirá si abre juicio o se archiva el caso, sin perjuicio de que se realicen nuevas diligencias. «Si no hay pruebas contundentes, que se busquen», reaccionó la alcaldesa. Tras la celebración de un minuto de silencio ante la iglesia de San Mamede de Petelos, la regidora de Mos expresó su «sorpresa, disgusto y consternación», que hizo extensiva a todo el municipio, por la puesta en libertad del imputado. De hecho, el Concello se personará en el caso.

«Pido a la Justicia que este hombre vuelva a la cárcel, que es donde tiene que estar», proclamó Arévalo, quien reclamó agilidad en la investigación y que haya «juicio y sentencia». La regidora también recordó a la víctima de Chapela, donde hoy y mañana hay luto oficial.

Manuel Rodríguez Barciela, hermano de la asesinada, relató que el día que la mataron Marina había acudido al Concello porque recibía ayuda de los servicios sociales. «La pobriña sufrió un calvario porque la mataba de hambre y a veces venía escapada a casa», señaló este familiar.

Relató que cuando encontraron el cadáver de su hermana «tenía la cara desfigurada a golpes». Luego hallaron una silla en la terraza a la que le faltaba una pata. El hermano de la víctima anunció que los familiares van a pedir una entrevista con la jueza.