«A veces pienso que va a volver»

míriam vázquez fraga VIGO / LA VOZ

MOAÑA

ALBA PEREZ

El padre de Dani Rivas recuerda a su hijo un año después de su fallecimiento

19 jul 2016 . Actualizado a las 16:56 h.

«A veces pienso que está corriendo en un campeonato americano y viene en seis meses; es un segundo, luego me doy cuenta de que no». El que habla es Willy, el padre del piloto moañés fallecido hace hoy un año en Laguna Seca, Dani Rivas. Asegura que debido al shock, no acaba de asimilar que ya ha pasado todo ese tiempo. Y añade que el recuerdo de su hijo, al que también perdió «como amigo y como piloto», le impulsa para seguir adelante.

Hace 365 días, Rivas estaba escribiendo un nuevo capítulo de su sueño de ser piloto. «Me están pagando por correr, ¡es la leche!’, me decía. Llevaba cinco años cobrando un sueldo después de luchar y sin apenas ayudas. Fue morir en la orilla», lamenta Rivas padre. Una de las espinas que le han quedado clavadas es que aquel día él no estaba allí. «Nunca lo he dicho, pero es algo que llevo dentro: era la primera vez en nuestras vidas que no le acompañaba. Sé que no iba a poder hacer nada, pero al haber quedado demostrado que todo fue por un fallo electrónico pienso si a lo mejor hubiera visto algo...».

Habla de «casualidades de la vida» como otra que se produjo el día en que se vieron por última vez. «Estábamos preparando todo para salir hacia Madrid y desapareció diez minutos. Le pregunté adónde había ido, porque era muy temprano para ir a la farmacia a por tapones como solía hacer antes de marcharnos. Y me respondió que al cementerio, a hablar con el abuelo. Era la primera vez que me decía que iba y es otra cosa que me ha marcado».

A cambio, si existe un verdadero consuelo de Willy es el legado de Dani. «Siempre estuve orgullosísimo de él, pero ahora, si cabe, más. No sabía hasta qué punto tenía ese plus fuera de la pista por el que tanta gente le quería. Las muestras de cariño son estratosféricas hasta el punto de que a veces me intimidan, me ponen los pelos de punta», relata al tiempo que cuenta que los últimos mecánicos de Dani acaban de llegar a Moaña para acompañarle en esta fecha. «No vamos a hacer ninguna misa porque él no era religioso. Seguro que los amigos improvisarán algo. Me invitaron a Laguna Seca, donde le ponen una placa. Pero prefiero estar aquí con nuestra gente», afirma.

Otra cosa que le reconforta es saber que Dani se marchó siendo una persona feliz y realizada a todos los niveles. «Ojalá que toda la gente que muere fuera igual de feliz con su proyecto, con su pasión. Es triste que se muera cualquiera ejerciendo su profesión, pero de un albañil o un carpintero no se habla, por desgracia. Con Dani la gente se volcó. Sigo recibiendo mensajes de todo el mundo y eso significa que su recuerdo sigue vivo para todos».

ALBA PEREZ

Para la familia, eso sí, más que para nadie. «Hace poco tuve una larga charla con el padre de Simoncelli -piloto de MotoGP también fallecido en carrera-, gran amigo mío. Me decía que después de mucho luchar había llegado a la conclusión de que tiene que seguir viviendo sin la presencia de Marco, pero con él, teniéndole siempre presente. Para nosotros con Dani es lo mismo». Tras el orgullo que siente hacia su hijo, Rivas no esconde que también hay mucho dolor que le acompañará siempre. «Pero sabiendo que él fue feliz, volvería a hacerlo todo igual».

«Con la Copa Dani Rivas pienso: ‘Lo estoy haciendo yo por ti, la que me has liado!’»

Los proyectos en los que está embarcado Willy Rivas alrededor de su hijo le dan aire para continuar su día a día. Habla con orgullo de la estatua que el escultor José Molares está realizando sin cobrar la mano de obra -«son 600 kilos en bronce, no hay nada similar a eso a tamaño natural», destaca- y también de la Copa Dani Rivas, un sueño de su hijo que él se está encargando ahora de llevar a término.

«Cuando los pilotos tienen veintipico y saben que les quedan cuatro o cinco años en activo muchos tienen esa inquietud de encontrar a algún chavalito que les alumbre, que dé una chispa», comenta. Era el caso de Dani. Ahora, con esa competición para la que pone dinero de su bolsillo -denuncia falta de ayudas- y con la que buscan a nuevos talentos, siente que está cumpliendo un deseo del piloto. «Lo pienso y digo: ‘Al final lo estoy haciendo yo por ti. ¡Mira la que me has liado!’. Siempre fuimos locos por las motos que nos íbamos en furgoneta a correr un mundial. Y lo sigo siendo».

Un nieto en camino

Buena parte de las ilusiones renovadas de Rivas pasan también por su nieto, que nacerá dentro de seis semanas. «Se va a llamar Xavi por Xavi Forés, que es como un hermano para nuestra familia. Y, además, Xavi Rivas, porque el marido de mi hija Lorena está de acuerdo en que lleve su apellido. Es muy gratificante pensar que se nos fue uno y ahora viene otro. ¡Como lo dejen cerca de mí la que les voy a liar!». Será una elemento más para paliar una soledad en ocasiones escogida y otras dolorosa, admite. «A veces esa soledad me hace daño, otras lo necesito. En mi casa está la moto en el salón y todo lo de Dani. Siempre conmigo».