Colapso en las protectoras de animales

María Jesús Fuente Decimavilla
María Jesús Fuente VIGO / LA VOZ

GONDOMAR

El fin del bum de las casas de acogida, la caída de las adopciones y la llegada del verano lleva a las entidades a acoger a más de 1.600 animales, el triple de lo que pueden

07 jul 2016 . Actualizado a las 10:04 h.

Las seis protectoras más importantes de animales de Vigo y de los municipios del entorno están a rebosar. En conjunto, los animales ocupan una superficie destinada a la mitad. Al habitual abandono que se produce durante la época estival se suma el fin del bum de las casas de acogida y de las adopciones.

Solo la Protectora de Vigo situada en A Madroa cuenta en la actualidad con 613 perros y 102 gatos. Una idea del ritmo que tienen las instalaciones es que solo en junio entraron 49 perros y 24 gatos. «Y no es el peor mes. En agosto llegan muchos más», advierte el director Vicente Viso. Las adopciones son mayoritariamente de perros, como demuestran las once del pasado mes. Los gatos son esterilizados y muchos de ellos devueltos a su hábitat. En junio se esterilizaron 80, de los que 30 eran machos y 50 hembras. «Hay algunos animales que llevan aquí ocho o nueve años. Aunque la ley permite que si al vigésimo día no aparece el dueño se pueden exterminar, aquí no se hace. Entonces van quedando los menos agraciados. La gente se fija más en el físico que en el carácter», comenta el director.

En medio de tanto trajín tampoco faltan las anécdotas, como la que les ocurrió el mes pasado. «Avisaron al lacero de la aparición de un cachorro extraño con el pelo duro y tres uñas. Resultó ser un zorrito que había estado en alguna casa y fue abandonado. En este caso se lo entregamos al Seprona», añade Viso.

La protectora Biosbardos, de Ponteareas da cobijo a unos 300 perros, algo que, según la voluntaria Andrea Mosquera empieza a resultar inabarcable porque nunca dan hecho. Como el resto de las entidades, confiesa que el espacio del que disponen es para muchas menos mascotas, igual para tres veces menos de las que tienen. Y eso que, salvo alguna excepción muy concreta, no suelen recoger de particulares, sino los abandonados o accidentados. Las casas de acogida también son cada vez menos, en la actualidad suman unas veinte. «Muchas son de estudiantes que se van en verano o de vacaciones y cuando vuelven no pueden tener el mismo animal. Lo que más tenemos ahora son llamadas de personas que no se pueden hacer cargo de su perro, no sé si es por el verano o no, pero se quieren deshacer de él», comenta Mosquera. Igual que sucede en Vigo, los perros con más salida son los guapos y simpáticos. El resto lo tienen crudo.

La Asociación Protectora de Animales sin Fronteras de Tui tiene cada vez más inquilinos. Su responsable, María Luisa Caride, detecta más abandonos, aunque cree que en la ciudad la mentalidad está cambiando, cosa que no ocurre en las aldeas, donde, dice, aún tienen muchos perros atados con cadenas. «En las más alejadas de la civilización sigue siendo horrible», denuncia. Con los gatos se limitan a esterilizarlos y los vuelven a soltar por entender que no es el sitio idóneo para ellos, ya que necesitan más tranquilidad. «El bum de las casas de acogida de hace tres años ahora ha decaído al ver el trabajo que daban. En este momento tenemos unas cuatro o cinco». En el refugio tienen en torno a doscientos animales, tres veces más de lo que deberían.

Proyecto Gato lanza un SOS para lograr financiación que le permita el traslado a Gondomar

Proyecto Gato, ubicado en una nave de Coia, ha conseguido por fin unas instalaciones en Gondomar, donde tiene intención de trasladarse. Para ello le exigen cambiar la cubierta actual de amianto por otro tipo de paneles, lo que requiere una inversión. «No sabemos aún si serán 40.000 o 70.000 euros, pero los necesitamos urgente para tener los gatos en mejores condiciones, con mejor temperatura y exteriores. El problema es que estamos pendientes de solicitar subvenciones», explica la voluntaria responsable, Fátima Lago.

En la actualidad tienen el refugio a tope, con 250 gatos, a los que se suman otros cuarenta que viven en casas de acogida. «Ahora bajaron las adopciones a la mitad porque la gente se va de vacaciones. Antes podía haber cuatro al mes y, sin embargo, en todo el verano pueden sumar solo tres.

Moaña

«Estamos a tope, hay mucho perro abandonado y extraviado en la playa, tenemos entre 110 y 120 y otros 20 en quince casas. Lo ideal sería tener unos 80», dice Clara Barreiro, trabajadora y voluntaria de la protectora de O Morrazo, que presta servicio a Cangas, Moaña y Bueu.

En O Porriño, la protectora que atiende a ese municipio y parte de Mos dispone de una casa antigua con finca que tendrán que desalojar. En ese espacio apenas les quedan media docena de perros, los de más edad. El resto, algo más de medio centenar están repartidos por casas de acogida. «Estamos hablando con el Concello para ver si nos consigue un lugar adecuado», comenta Belén Machado.