«Oenegés en África usan películas nuestras para detectar el cáncer uterino»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

CANGAS

CEDIDA

El médico vigués dirige un equipo de cine científico que acaba de ser premiado en el certamen internacional Videomed 2016

01 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Trayectoria. Médico de familia en urgencias extrahospitalarias, el doctor vigués en 1989 leyó su tesis doctoral sobre cáncer de mama y quiso continuar la labor de investigación oncológica.

Jorge Cameselle es uno de esos médicos que parecen haber salido de una película y que pocas veces te encuentras en la vida real. El vigués es un profesional que ocupa buena parte de su tiempo libre en buscar soluciones a los problemas de salud de la gente. Su labor no tiene horario, porque aunque sí tiene su jornada diaria estipulada, cuando sale de la consulta, cuelga una bata para ponerse otra. Aunque se especializó en anatomía patológica, ejerce como médico de Atención Primaria en el Punto de Atención Continuada (PAC) de Cangas y además es director del Grupo de Investigación en Oncología Clínica de la asociación de pacientes Adicam, en la misma villa morracense. Pero también es director de cine científico. Y junto al equipo que forma junto al doctor Ramón Lorenzo, la estudiante de Medicina Lucía Cameselle, así como la monitora de risoterapia Celia Fernández, la médico de familia Emilia Cortizo, el informático Ignacio Colino, el realizador Miguel Fernández Ruibal y el cámara profesional José Abdón, han recibido dos premios en el XX Certamen Internacional de Cine Médico y Telemedicina Videomed 2016 de Badajoz.

-¿Desde cuándo se dedica al cine científico?

-Para mí es una afición que me apasiona, como otros tienen la de ir a jugar al fútbol. Por otra parte, siempre he pensado que la docencia a través de este medio tienen una gran importancia. Empecé a hacerlo en 1991 y está todo colgado en YouTube, en una página que lleva mi nombre. Por aquel entonces no había, como ahora, canales que te permitieran su difusión de una forma amplia y masiva. No había nada tan efectivo. Por eso retomamos la idea.

-¿Tiene constancia del éxito que tienen estos trabajos?

-Y tanto. Por ejemplo, hay una película de una aspiración con aguja fina en el diagnóstico del cáncer de mama que tiene siete millones de visualizaciones. Y piezas como la exploración clínica de la mama o la del diagnóstico precoz del cáncer de cuello de útero o de próstata, me consta que están siendo utilizadas en facultades de medicina de todo el mundo de habla hispana. Sé, y además me hace mucha ilusión, que algunas oenegés en África están usando nuestra película de diagnóstico precoz del cáncer de cuello uterino para adiestrar a voluntarias. Algunas tienen más de 250.000 visualizaciones.

-¿También deberían ver estos trabajos los médicos de aquí?

-El cine médico es un instrumento de docencia y para los médicos es importante refrescar conocimientos. Tiene muchas aplicaciones. Hay trabajos que no caducan y otros sí, como El autoexamen mamario, de 1993. En ese momento se indicaba que era útil y ahora ya no tanto, pero hicimos el filme y fue premiado. Otras son para médicos, como la biopsia del cáncer de próstata o recordatorios prácticos, como Cómo manejar un desfibrilador. También lo hay reivindicativos, como el de una huelga de hambre que llevamos a cabo en el 2004.

-Pues parece que el cine médico poco tiene que ver con House o Anatomía de Grey...

-Más bien, nada. Lo último que grabamos lo hicimos en el quirófano y es sobre una técnica para extirpar un papiloma de la mama.

-Pero el otro cine es el que le llevó a este. ¿O no?

-Me gusta hacer guiones y como mi profesión es la de médico hago cine científico. Si tuviera más dinero, a lo mejor hacía también otro tipo de películas.

-Risoterapia en atención primaria es una de las dos películas premiadas. Cuénteme el argumento

-Es una película que pretende promover el uso de la risoterapia como una herramienta que ayude a desarrollar la inteligencia emocional. Hay personas que tienen una dolencia leve y la viven como si fuera una tragedia. Y hay otras que tienen una enfermedad grave y viven felices y hacen feliz a su entorno. Eso depende de cómo cada uno maneja sus emociones. Si se usa bien, con la risoterapia podemos ayudar a mucha gente. Yo me tiré a la piscina hace tres o cuatro años haciendo algún taller en colaboración con Adicam (Asociación de Diagnosticadas de Cáncer de Mama) y pude comprobar que es muy beneficiosa.

-¿Cómo se puede aprender?

-Parar ser monitor de risoterapia hay que estar motivado y eso se puede hacer aprender. Hay gente que nace con el don de hacer reír, como nuestra monitora Celia, la frutera, pero los que no tenemos ese don tenemos que agarrarnos a un método.

-¿Han visto buenos resultados a través de la risoterapia?

-Sí. Tan buenos que decidimos crear una escuela permanente en la que colaboran de forma altruista once asociaciones ligadas a la discapacidad y cada mes hacemos un par de ellos. El éxito es tal que en mayo del 2017 organizamos en Vigo el Congreso Nacional de Risoterapia, Empatía e Inteligencia Emocional.

-La otra cinta premiada es Esclerosis lateral amiotrófica. Ya no le pregunto cuál es el tema, pero sí por qué.

-Porque hemos iniciado una serie sobre enfermedades raras en colaboración con la Asociación de Enfermedades Neuromusculares y con Adicam, para darles visibilidad, ya que por su escasa frecuencia, están dejados de la mano de Dios. A las multinacionales no les compensa investigar en ese campo y hay pocos especialistas. Los médicos de familia, cuando nos las encontramos, a veces contribuimos al retraso en el diagnóstico y es importante tener instrumentos de formación como estas filmaciones en las que aparece un enfermo y un experto. Sirve para que el médico de cabecera las reconozca. La pieza está dedicada al enfermo de ELA Agustín Guimeráns, que nos enseña día a día a luchar con dignidad.