Un técnico impulsado por la paternidad

míriam vázquez fraga VIGO / LA VOZ

CANGAS

El club cuenta con 30 licencias a las que hay que sumar a los jóvenes deportistas de las escuelas municipales de Cangas.
El club cuenta con 30 licencias a las que hay que sumar a los jóvenes deportistas de las escuelas municipales de Cangas. RODRIGO OTERO

Cora era entrenador autodidacta de tenis de mesa hasta que tuvo un hijo y quiso formarse para «enseñarle bien»

23 may 2016 . Actualizado a las 12:59 h.

José Ramón Fernández Cora, conocido en el mundo del tenis de mesa como Cora, juega a este deporte desde siempre. «Cuando era joven había muchos billares y salas de juegos donde se practicaba como hobbie», recuerda. Así empezó él, que con el tiempo se fue aficionando cada vez más hasta sacarse el título de entrenador e incluso llegar a ser seleccionador gallego. Hoy se encarga del Cinania de Cangas, fundado en el 2003 y que cuenta con 30 licencias, a las que hay que sumar los niños que dan sus primeros raquetazos en las escuelas.

«Empecé poco a poco, enseñando a quien andaba por allí de lo que yo había ido aprendiendo de manera autodidacta. Hasta que tuve un hijo y entonces quise enseñarle de verdad». Ahora entrena «de verdad» a niños a partir de los seis años, una edad propicia para iniciarse. «Hay que empezar por buscar el control de la pelota y de la raqueta, dándole primero en la pared o en el suelo. Es un proceso corto, de un mes o así hasta que pasas a la mesa».

Sin embargo, en esa fase inicial ya hay alguna gente que se queda por el camino. «En el fútbol coges el balón y te pones a jugar un partido rápidamente. En nuestro caso, no. Hay quien piensa que es solo darle a la pelota, que no tiene más, pero al ver que cuesta un poco más, se frustran», revela. Los que pasan ese período de prueba, eso sí, es más que probable que se enganchen. «En cuanto pasas esa fase de monotonía se vuelve un deporte muy divertido. Vas cogiendo variedad de movimientos, velocidad y logras hacer cosas más complicadas. Cuanto más juegas, más te gusta».

Y también cuanto más se practica, más importante se vuelve la condición física. «A veces se acerca gente que no se ve capaz de practicar otros deportes y que piensa que con este sí que va a poder. Creen que solo se trata de darle lo más fuerte que puedas y con estar cerca de la mesa y mover un poco los brazos ya lo tienen todo hecho». Nada más lejos de la realidad. «La necesidad de moverte va creciendo a medida que avanzas. A lo mejor en un segundo tienes que tocar la pelota dos veces, mover las piernas, darle con el lado de la raqueta contrario a por dónde te viene... Cuando ya sabes jugar y tienes dominada la técnica es cuando te hace falta el físico».

La coordinación

Pero si hay una cualidad que es requisito imprescindible para la práctica del tenis de mesa es la coordinación. «Diría que lo es incluso más que los reflejos. Muchas veces entre lo que queremos hacer, lo que vemos hacer a otros y lo que nosotros somos capaces de llevar a cabo hay una gran diferencia. Parece que no te obedece el cuerpo», señala. Pasa mucho al principio que ese gesto aparentemente tan simple de golpear la pelota se convierte casi en una utopía. «Lo importante es el control, darle y que vaya a donde tú quieres que vaya. Ahí ya se notan las diferencias. Si un niño desde el principio es capaz de darle a la primera y de aquirir ese control mejora mucho más rápido y se ve que puede llegar más lejos».

En el Cinania quienes por ahora apuntan más alto son las chicas. «No es que sea algo generalizado, pero en nuestro club sí que pasa que hay más cantidad de chicos y más calidad en ellas. Tienen más ganas de aprender y de entrenar y se toman la competición más en serio». Tanto, que este año han militado en División de Honor Nacional por equipos. «Esto es un deporte principalmente individual, pero que se compite en ligas al estilo de lo que sería la Copa Davis de tenis, con partidos de uno contra uno y en algunos casos, de dobles».

Los componentes del equipo entrenan dos días a la semana en el gimnasio del colegio de San Roque de Darbo, mientras que para los niños de las escuelas está reservado el pabellón municipal. «Son muy pocas horas para un deporte como este, pero lo importante es que hagan algo que les gusta y que disfruten del tenis de mesa», dice Cora. Y no solo los niños, pues aunque la juventud es mayoría, las puertas del club están abiertas para todo aquel que quiera probar por si le pica el gusanillo. «Tenemos un grupo de adultos, con gente sobre todo de 40 a 45 años, pero también contamos con un deportista de 70 que es de los que no se pierden un entrenamiento. El tenis de mesa sirve para todas las edades», subraya.

Aunque deporte minoritario, Vigo y su área cuentan con cerca de una decena de clubes activos. «Tenemos niños con muy buen nivel, pero debemos seguir mejorando». En ello están en Cinania.