«Recuperamos la memoria de Cangas»

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera CANGAS / LA VOZ

CANGAS

A Cepa ha editado una docena de libros sobre la historia y personajes del municipio

30 mar 2015 . Actualizado a las 12:43 h.

En el viejo edificio de piedra, donde Fernando Cuñarro ejerce de notario de la historia de los personajes de Cangas, se reunían los marineros allá por 1914 reclamando sus derechos laborales. Hoy la sede de la antigua Alianza Mariñeira, un sindicato de clase, es el espacio de la asociación cultural A Cepa, que comparte edificio con la banda de música de la que la separa un vestíbulo.

A Cepa no tiene nada que ver con la agricultura sino que constituye un acrónimo de Centro de Educación Permanente de Adultos, su germen. «Es mi lugar porque paso muchas horas aquí trabajando en la edición de libros y asistiendo a reuniones de trabajo», explica Cuñarro Pintos, de 61 años, que se jubiló como profesor de adultos. Ha dado clase a cientos de cangueses para que obtuvieran el graduado escolar. Desde el centro de adultos pensaron que no bastaba solo con dar formación académica sino que era necesario desarrollar otro tipo de actividad, Y así nació la asociación cultural. Mientras los cuatro profesores del centro de adultos impartían las primeras letras a muchas mariscadoras, A Cepa organizaba cursos de cestería, pintura, manualidades, para esas mismas personas y muchos alumnos más.

El centro de adultos se trasladó a dependencias del instituto de Rodeira, mientras que la entidad cultural permaneció en su emplazamiento original, a pocos metros del mar. En 2003 empezaron con la edición de libros. La primera obra que editaron fue Veleiro de Soños, una obra sobre Xosé Santos, Pepe ?Poeta?, uno de los escritores populares del municipio.

La colección de libros sobre poetas populares ya lleva siete títulos. Entre los compositores de versos que ha dejado Cangas, el mas curioso sea Serafín Graña. Este personaje nacido en 1907 fue un carterista, un ratero de poca monta, que pasaba buena parte de su tiempo en las tabernas y allí, con bolígrafo componía sus rimas con una fuerte carga social. En su poema Mangantes en el Berbés cuenta: «Hay pobres de solemnidad, obligados a pedir, y es obra de caridad ayudarles a vivir».

Las composiciones de Serafín han tenido tanto éxito que A Cepa se ha visto obligada a reeditar el año pasado el libro sobre este hombre querido por muchos de sus coetáneos. La colección de libros sobre poetas populares la cierra Bernardino Graña.

La entidad también ha editado otras siete obras, Cangas na historia es una de ellas. Está agotada. Tampoco se pueden encontrar ejemplares de la Memoria fotográfica de Cangas en el siglo XX. En Cangas viva se recopilan fotos de la vida del municipio entre 1940 y 1975. «Ahora tenemos en preparación la historia fotográfica de Cangas entre los años 1975 y 2000», relata Fernando Cuñarro.

Actualmente A Cepa imparte once cursos, desde pintura a palillos, pasando por tapicería y tallas de madera. Los impartes diferentes profesores especializados en cada una de las materias. Pero el curso más llamativo es uno que versa sobre la memoria de Cangas. Lo coordina el propio Fernando Cuñarro y «es un curso pensado para hablar, escuchar, leer y recordar anécdotas y vivencias de la historia del municipio. Es material de trabajo para futuros libros de una asociación que lucha por mantener viva la historia de los personajes que han animado la villa durante el siglo XX.

Fernando Cuñarro Pintos

Profesor

Sede de A Cepa

Es un local con historia vinculado a la Alianza Mariñeira de 1914 y es la sede de la asociación cultural de la que soy secretario y donde paso muchas horas.

Doscientos socios en la entidad

La intensa actividad de A Cepa se ve reflejada en los 200 socios con los que cuenta. Para muchas investigaciones Cuñarro ha contado con la colaboración de sus alumnos del centro de adultos. Así han ido recopilando todas las obras literarias que han podido en las que aparece la palabra Cangas. Hasta el momento llevan más de 60 autores.

Entre los documentos más antiguos figura uno que recoge el momento en que el rey Fernando II le dona a uno de sus soldados llamado Varela un terreno entre los dos ríos que marcan parte del territorio del municipio.