La familia de Iván no se rinde

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

BAIONA

Emilio Cerviño

El juez no acepta la petición de que se analicen las llamadas desde cabinas públicas

26 oct 2016 . Actualizado a las 17:13 h.

La familia de Iván Durán no se rinde dos meses después de su desaparición. Sus padres y su hermana no pierden la esperanza de poder tener noticias de él y reclaman más medios para localizarle. El joven de 30 años desapareció del domicilio el pasado 25 de agosto. Se marchó dejando una nota y no se llevó nada consigo. Se fue con lo puesto, sin llevarse ningún móvil, ni dinero ni ningún tipo de documentación. Su padre, Juan, sospecha que su marcha no fue del todo voluntaria, que alguien pudo haberle influenciado para que lo dejara todo sin dejar rastro. «La nota que dejó era muy fría», comentaba ayer sin querer hacer referencia a su contenido.

Todos los esfuerzos para poder encontrarle han sido inútiles hasta ahora. La familia considera muy importante que se investigue una llamada telefónica que posiblemente pudo hacer desde un teléfono público de Baiona la noche de su desaparición.

Una vecina lo reconoció en una cabina de la calle Alférez Barreiro, pero en ese momento no le dio importancia porque no se sabía que no fuera a volver. El juzgado desestimó esta petición la semana pasada, decisión con la que no están conformes, por lo que han presentado una alegación.

También han conseguido los antecedentes psiquiátricos del joven. Con doce años fue atendido en una consulta con una sintomatología depresiva «que permite sospechar la posibilidad de un brote psicótico», según consta en el informe. Lo van a aportar al juzgado y a la Guardia Civil. «Esto debería ahora cambiar el protocolo. Si hay posibilidad de que tenga un brote psicótico, sería una búsqueda de alto riesgo, con todos los medios que que eso conlleva, tanto materiales como humanos», afirma su padre.

La familia de Iván baraja dos posibilidades, que se encuentre deambulando perdido con un brote psicótico, o que haya sido manipulado por alguien. «Por eso consideramos imprescindible que se analicen las llamadas realizadas desde las cinco cabinas públicas que hay en Baiona, porque nos pueden dar una pista de donde está mi hijo», asegura.

Los Durán no ven motivos por los que se hubiera podido marchar sin decir nada. «Su comportamiento siempre fue excepcional», afirma su padre. Sin embargo, las circunstancias previas a la desaparición denotan que se encontraba bajo de moral.

«Últimamente tenía desinterés en el trabajo», afirma su padre. Iván tuvo varios reveses antes de desaparecer. Después de no haber conseguido una plaza en la Xunta por no tenerle en cuenta méritos académicos, su padre le ayudó a montar un negocio de reparación de equipos de fríos, calor, calderas y electricidad. Un mes antes de que se fuera intentaron abrir un local en la zona de Santa Marta, «pero se nos denegó la apertura por estar afectado por Patrimonio en una zona donde todos los edificios son nuevos». También le afectó la reciente muerte de su abuelo, con quien estaba muy unido. Pero a pesar de ello no se explican cómo pudo haberse ido. «Es mi hijo, pero también mi mejor amigo», afirmaba ayer su padre, para explicar la buena convivencia que reina en el seno familiar.

Hasta ahora la única pista a la que han dado más crédito es una llamada que recibieron que lo situaba en el Algarve. No descartan que se haya podido marchar a Portugal. Recientemente viajaron hasta la Albufeira, puesto que alguien aseguraba haberlo visto allí, pero no pudieron encontrar ningún indicio acerca de su paradero.

«Los medios para buscarlo son insuficientes, lo he dicho desde el minuto uno»

Los padres y la hermana de Iván Durán lamentan que no se estén empleando tantos medios en su búsqueda como en en el caso de la desaparición de Diana Quer. «Son insuficientes, así lo vengo reclamando desde el minuto uno de las desaparición de mi hijo» afirma Juan. La búsqueda se basa sobre todo en el esfuerzo personal de los allegados. Juan solicitó perros de rastreo, drones y caballos. «Los perros los traje yo personalmente de Burgos, se utilizó un dron privado que contraté yo y aquí los que se portaron fueron los vecinos, que hicieron batidas a pie, con caballos y motos», asegura.

Los Durán no han vuelto a hacer una vida normal desde la desaparición. Su residencia habitual está en Vigo, pero no han querido volver a su piso de la calle Bolivia, por lo que continúan en su casa de veraneo en Baiona. «Aquí por lo menos sentimos el aire, en Vigo se nos cae la casa encima y lo echamos muchísimo de menos», cuenta Juan Durán.

Quieren que Iván dé señales de vida para poder vivir tranquilos.

«Necesitamos saber que está bien, queremos darle un mensaje tranquilizador, estamos para lo que necesite, que nos tiene a su disposición como siempre y lo queremos», afirma Judit su hermana mayor.

Mientras desconocen dónde se puede encontrar continúan colocando carteles por toda la zona en busca de la colaboración ciudadana, puesto que cuanto más tiempo pasa sin tener noticias suyas, su preocupación va en aumento.