Una «troulada» multitudinaria hizo vibrar el Trega

alejandro martínez A GUARDA / LA VOZ

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Más de 10.000 personas participaron ayer en la Subida o Monte, la fiesta grande de los guardeses

16 ago 2016 . Actualizado a las 00:30 h.

Los guardeses se echaron al monte ayer para celebrar su fiesta grande. Más de 10.000 personas inundaron el Trega para celebrar el acontecimiento festivo más importante del año en A Guarda. Vecinos y visitantes volvieron a temblar con el estruendo de las trouladas. La niebla que se posó sobre la cima no empañó la fiesta. Una veintena de bandas de todas las parroquias del Concello caldearon el ambiente durante todo el día y los tambores se escucharon a varios kilómetros a la redonda.

La jornada comenzó por la mañana temprano, cuando las agrupaciones, formadas por cientos de personas, se encontraron en la Alameda para iniciar la subida al monte. Muchas de ellas se quedaron en la zona conocida como del montiño para comer y reanudar después la marcha hacia la cima, desde la que se contemplan unas espectacular vistas del océano y la desembocadura del Miño. Armados con su grandes bombos, los participantes espantaron los malos augurios a golpe de tambor. Cada banda tiene su toque particular. Las agrupaciones volvieron a distinguirse por su vestimenta, de un color diferente cada una. Tras una comida campestre en la que cada familia tiene su propio sitio reservado en plena naturaleza, empezó la troulada. Las bandas animaron la fiesta en medio de una gran algarabía y donde, como cada año, corrieron muchos litros de vino. Como manda la tradición, sobre las siete de la tarde, las agrupaciones comenzaron a bajar del monte en pleno éxtasis festivo.

Es muy característico que las bandas juren por alguna persona en especial, bien porque haya fallecido, se encuentre en el mar, una mujer embarazada, o cualquier otra razón o sentimiento que lo justifique.

La fiesta continuó en el montiño hasta las nueve y media de la tarde, hora en la que las multitudinarios conjuntos se desplegaron por diferentes lugares del municipio. La banda O Ceu Oscuro, por ejemplo, animó el ambiente en la Plaza del Reloj hasta la noche. Al cierre de esta edición, la fiesta continuaba. El jolgorio suele terminar entre la una y las dos de la madrugada, aunque siempre quedan rezagados que extienden la diversión hasta las cinco o seis de la mañana.

Tradición centenaria

Un año más, los guardeses cumplieron con una larga tradición en la que todo el pueblo se junta para troular. Las Festas do Monte, de origen celta, se vienen celebrando desde 1913 y aunque con el paso del tiempo fueron perdiendo su carácter religioso no perdió el interés de los guardeses y de miles de personas de los ayuntamientos limítrofes, que cada segundo domingo de agosto no faltan a su cita en el monte Santa Trega para celebrar una gran romería pagana.

La subida o monte es el día predilecto para una gran cantidad de guardeses por ser una celebración muy arraigada. «Para nosotros es como el final del año y el comienzo de uno nuevo», comentaba ayer Bárbara Freitas, vecina del municipio.