Vecinos de Torrecedeira vallan la zona cero del botellón y las drogas

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Cien viviendas instalan una cancela de hierro para evitar a indigentes pendencieros

07 sep 2018 . Actualizado a las 07:59 h.

Los vecinos de Torrecedeira han colocado verjas para evitar el paso de personas indeseables a una urbanización donde hay cien viviendas y en la que algunos grupos de indigentes hacían botellón y consumían droga. Este ha sido el panorama que han tenido que soportar los vecinos de las calles Torrecedeira y Marqués de Valterra, especialmente en el conjunto de viviendas sociales de los pescadores. Se trata de un conjunto de pisos humildes distribuidos en dos grandes bloques, de cincuenta hogares cada uno. Cada inmueble de cinco alturas tiene un patio de entrada que está cerrado. Pero hasta esta semana las escaleras interiores que comunican las dos calles estaban abiertas al tránsito. Y algunos transeúntes que pasaban por ellas dejaban mucho que desear. No se conformaban con transitar hacia el albergue de acogida sino que realizaban todo tipo de actividades en las escaleras de un conjunto residencial en el que habitan 300 personas.

Pero la situación ha mejorado. Desde hace unos días una imponente valla negra impide el paso desde Torrecedeira a Marqués de Valterra. Así que los indigentes que entran o salen del albergue municipal regentado por Cruz Roja no pueden cruzar ni aposentarse en la urbanización.

A cada vecino se le va a entregar una llave para que las puertas estén siempre cerradas y las escalinatas no se convierten en un foco de orines, poluciones, colillas y restos de botellas y latas como ha ocurrido hasta hace muy poco.

Ayer por la tarde la zona estaba bastante limpia. Los usuarios del albergue descansaban a la sombra en una tarde tórrida. Solo había un rastro de suciedad: una lata de cerveza de marca blanca abandonada en un macetero huérfano de flores delante de la puerta del colegio Ramón y Cajal, más conocido como Picacho.

El Concello está adecentando el barrio. El importe de las obras de humanización supera los 650.000 euros. También se está construyendo un ascensor entre Marqués de Valterra y Torrecedeira. Así se evita que los vecinos tenga que atravesar por otras escaleras, las de la pizzería, como son conocidas y que eran otro punto de encuentro de folloneros. Una de las vecinas, María Teresa Domínguez, relata que «el ambiente está mejor. Antes nos pedían dinero y si no se lo dabas nos insultaban».

Emilio de la Fuente, uno de los residentes de los edificios de los pescadores desde hace veinticinco años, dice que el ambiente se estropeó con la llegada del albergue. Cuenta que ha visto de todo e incluso escenas se sexo en las escaleras de entrada de su edificio. «Tuve que llamarles la atención para que no hicieran esas cosas ahí e intentaron justificarse», relata.