Una viguesa en la élite del arbitraje

VIGO

MARCOS CANOSA

Elena Casal es una de las colegiadas que dirigirán partidos de la máxima categoría del fútbol femenino

23 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Elena Casal todavía no se lo cree. «Aún lo estoy asimilando, es una ilusión enorme», cuenta emocionada. Esta colegiada viguesa de 28 años ejerció por primera vez esta temporada de asistente en Primera división de fútbol femenino. Una experiencia que parecía excepcional y que ahora se dispone a repetir con frecuencia, ya que se acaba de convertir en es una de las 20 primeras mujeres que arbitrarán en la élite de la disciplina, la Liga Iberdrola.

Se introdujo en el mundo del arbitraje guiada por la curiosidad. «Tengo un hermano pequeño y cuando iba a ver los partidos no me fijaba tanto en la mayoría de los jugadores como el resto de la gente, a mí lo que me llamaba la atención era la figura del árbitro», recuerda. Quiso vivirlo en primera persona y con quince años se puso a ello. «Y hasta hoy».

Casal y su compañera Raquel Ortega cortaron en el 2012 una sequía de casi 20 años sin colegiadas en Preferente. Ahora, la viguesa vuelve a romper una nueva barrera al colarse entre las primeras féminas que asumirán lo que ella considera la «gran responsabilidad» de arbitrar en la élite. «Es algo importantísimo y un cambio grande. Todas queríamos poder estar ahí: viajar a otros sitios, hacer nuestro trabajo en estadios grandes... Cuando me llamó el presidente del comité y me lo dijo, no me lo podría creer», señala.

Además, el camino no ha sido fácil. Tuvo que pasar completos exámenes que abarcaban todas las área de su labor. «Fueron pruebas tanto físicas como técnicas: de velocidad, de agilidad, de estatutos, de inglés... Prácticamente de todo», recuerda. Algo parecido a las pruebas para ascender a Tercera masculina, de las que está a la espera de los resultados. «Les daba la misma importancia a ambas. Me esforcé de la misma manera. Cuando quieres algo, vas a por ello, y yo quería las dos cosas», asegura.

A la espera de saber si llega el otro ascenso, lo que está claro es que compaginará el fútbol femenino con el masculino ?en la categoría que le corresponda finalmente?. «Para mí es exactamente lo mismo que los futbolistas sean chicos o chicas, es lo de menos. Es fútbol en los dos casos y disfruto con lo que hago porque me apasiona hasta tal punto que no se puede ni explicar con palabras», añade.

De la misma manera que para ella no importa el sexo de los deportistas, tampoco percibe que al resto les influya que los partidos los dirija un hombre o una mujer. «Me siento igual de respetada que mis compañeros. Hay insultos, pero cuando los recibes no es por ser chica, sino que nos tratan a todos igual. Lo contrario es algo aislado. En general, la única diferencia es la terminación femenina del insulto», comenta.

Esas faltas de respeto sí que siguen siendo algo que urge erradicar y con lo que de momento todo árbitro tiene que seguir acostumbrándose a convivir, lamenta. «Tú te concentras en tu trabajo. De lo que pase alrededor no me entero de nada. No le presto atención», recalca Casal.

Además, asegura que en los años que lleva ligada al fútbol ha sido testigo de muchos avances. «Tenemos mucho camino andado y cada vez nos dan más oportunidades. Todavía choca que digas que eres árbitro, más que que una mujer sea futbolista. Yo siempre digo que soy una deportista más, que entreno y me preparo como los jugadores». Desde la próxima temporada, lo hará un peldaño más arriba.