«La mayor barrera para la innovación en medicina somos los médicos»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

Xoán Carlos Gil

El cirujano cree que los pacientes son «los mejores abogados de su salud»

31 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Veinte años después de haber llegado a Estados Unidos, Homero Rivas (48 años), cirujano y profesor universitario de Stanford, todavía conserva su acento mexicano natal, como se apreció ayer en la reunión de Health 2.0, en el Hospital Álvaro Cunqueiro, sobre innovación en sanidad.

-¿Por qué un cirujano bariátrico [de la obesidad] se mete en la innovación tecnológica?

-Hace diez años me volvía loco porque veía a muchos pacientes en mi consulta. Un amigo me dijo que debía hacer un aplicativo para el teléfono. Él había hecho algo por menos de 2.000 dólares. Ahora tengo un laboratorio virtual, donde vemos muchas tecnologías desde el uso de wearables para evaluar a pacientes de cirugía bariátrica, hasta un chaleco que mide la frecuencia respiratoria y cardíaca de un cirujano y me mide el estrés. Usamos la realidad aumentada para aprender e impresoras 3D.

-¿Qué impacto social tiene esto?

-Invertí quince años de mi vida en estudiar la carrera y la especialidad. En un día de mucho trabajo puedo ver 30 o 40 pacientes. Si estoy en quirófano es menos, porque puedo hacer cinco cirugías. Mi impacto social es muy limitado. Si compañías como Facebook o Google quieren hacer algo diferente, como cambiar su logotipo, lo suben a Internet y millones de personas lo ven. Con las tecnologías podemos escalar nuestra presencia clínica.

-¿Quiere decir que un médico debe subir a la web un caso clínico para que otros le ayuden a hacer un diagnóstico?

-Puede ser de muy diferentes maneras. Esa puede ser una, porque yo no puedo saberlo todo. Antes una persona se hacía una radiografía en un pueblo e iba a la ciudad grande a ver a un médico. Ahora, el paciente en casa puede revisar sus signos vitales, subirlos a un sitio y que un algoritmo revise ciertas cosas para que el profesional decida si el paciente tiene que ir a verlo o no.

-Pero muchos médicos dicen que la medicina no solo es una ciencia sino también un arte.

-Ah, sí. Yo lo sé. Los grandes innovadores, como, aunque suene a tópico, Steve Jobs, han hecho grandes cosas porque son amigos de la incertidumbre, toman riesgos. En medicina, el catedrático o el médico de éxito es alguien superadverso al riesgo. Si alguien viene a verme y me preguntan cuántos pacientes me han muerto en quirófano, le digo que ninguno. No tomamos riesgos, mantenemos la investigación en secreto y crecemos a un ritmo muy lento. Cuando hay una innovación, hay varias barreras. La barrera número uno para la innovación en medicina somos los médicos.

-¿Entonces?

-Esto se implementará en la práctica diaria no por iniciativa nuestra sino de los propios pacientes. Los pacientes son los mejores abogados de su propia salud. Y nosotros tenemos la responsabilidad social de ser parte de este proceso. Congresos como este ayudan.

-¿Y no cree que en todo cuanto tiene que ver con la salud no solo son conservadores los médicos sino también los pacientes?

-Nosotros crecimos cuando no había Internet ni móviles, pero nuestros hijos están inmersos en este mundo desde que nacen. Ellos van a preguntar para qué tienen que ir al médico, viajar y esperar si pueden verlo por Internet.

-Aun sabiendo que Estados Unidos y España tienen sistemas sanitarios muy dispares, ¿qué posibilidades existen de que esto que propone usted pueda introducirse en la práctica clínica diaria?

-No quiero decir que todo el mundo deba adoptarlo, pero creo que sí se puede extender. Jamás se van a acabar los médicos. Pero tenemos que ser más eficientes en nuestra práctica. En Estados Unidos gastamos casi el 20 % del PIB en salud y eso no quiere decir que seamos los números uno en salud, estamos muy por detrás de España.

«Podremos saber de qué va a morir alguien y plantear su vida y su enfermedad»

Homero Rivas no tiene ningún miedo de la llegada de la revolución tecnológica al quirófano.

-Sueñe: ¿cómo será la medicina dentro de veinte años?

-Igual que cuando una persona nace se le chequea el peso, cómo respira, que no sea hipotiroidea o que no tenga deficiencia de enzimas, se le va a poder hacer un perfil genético, incluso antes de nacer. Incluso se sabrá de qué va a morir, y esto plantea desafíos éticos para los que igual no estamos preparados. Podremos planear la vida y la enfermedad de cierta gente y prevenir qué les puede pasar. Debemos ser capaces de usar motores de inteligencia artificial, no para depender de ellos pero sí para apoyarnos en ellos, de la misma manera que hay autos sin conductor.

-Usted probó los prototipos de las gafas de Google (Google Glass) en medicina.

-Sí. Es un ordenador que llevas en un ojo y al que le das órdenes verbales. Otras compañías han tratado de hacer cosas mejores. Una dificultad es persuadir a la gente de usar implantables.

-¿Implantables? ¿Como chips?

-Es más disruptivo. Pero de la misma manera que los autos tienen cámaras para aparcar, nosotros igualmente podremos medir si el cirujano no se durmió lo suficiente o está estresado.