Un odontólogo a toda vela hacia Tokio

VIGO

MONICA IRAGO

El vigués Nico Rodríguez aparcó su profesión  para iniciar un proyecto olímpico y acaba de ser bronce europeo

26 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha dado mil y una vueltas para llegar a donde está. Cambios de clase, de compañeros, de residencia, obstáculos económicos... Pero la pasión por la vela ha hecho que el vigués Nico Rodríguez, de 26 años, esté cumpliendo por fin el sueño que persigue casi desde que se inició a los siete años: formar parte del equipo español y navegar rumbo a Tokio 2020. Aparcada ha quedado su profesión de odontólogo, que espera retomar después de la cita olímpica. Junto a Jordi Xammar tiene ese reto entre ceja y ceja y el bronce conseguido hace unos días en el Europeo de 470, pocos meses después de comenzar a trabajar juntos, refrenda que el sueño tiene base.

Cuando Nico recibió la llamada de Jordi, que ha pasado de ser «rival a compañero», acababa de tomar la decisión de abandonar la vela. Por lo menos temporalmente. Había hecho las maletas para trabajar de lo suyo en Holanda y comenzar una nueva etapa. Pero no llegó a hacerlo. La vela pudo más. «Tuve varios compañeros, pero al final se repetía la historia de que no compartíamos los mismos objetivos», comenta. En la última etapa antes de la actual, creyó haber llegado a su límite. «Trabajaba cobrando una miseria, entrenaba, competía los fines de semana. No tenía vida, no me daba la cabeza. Y dije: ‘Por mucho que me guste, hasta aquí’». La llamada de Jordi en agosto lo cambió todo.

«Se me cayó el mundo a los pies. Me había ido a buscar la mejor salida profesional posible, todo tenía muy buena pinta. Estaba allí para cerrarlo y recibo esa llamada», recuerda. Tras el shock inicial, no lo pensó. «Claro que tenía que decir que sí. ¡La duda ofende! Es una oportunidad que no todo el mundo tiene y ya que se me ha presentado, no puedo desaprovecharla», señala el regatista formado en el Náutico de Vigo.

A Xammar le había ocurrido algo parecido con su anterior compañero, que quería tomarse con más calma los primeros años del ciclo olímpico, mientras que él, como Nico, prefería prepararlo al máximo desde ya. «Nos entendemos bien, tenemos buen feeling y pensamos de la misma manera», celebra. Por eso los resultados les han acompañado desde el principio ?ganaron el campeonato de España en su primera prueba juntos, en octubre?, aunque les quedan «diez mil detalles que pulir».

En ninguna de las regatas que han disputado han bajado del top-10, muy por encima de sus expectativas. Tampoco el bronce europeo entraba en sus planes. «Es el mejor puesto internacional que tengo y significa que estamos trabajando bien. Pero el otro mensaje es: ‘¡Espabila, que hay dos que han quedado por delante de ti! ¡Estás caminando bien, pero ponte a correr!’».

Ese inconformismo puede ser una de sus principales bazas hacia Tokio. «El objetivo es ese, nos vemos capaces. Pero hay muchos pasos en medio. Primero hay que clasificar al país el próximo año, luego ganar la selección dentro del país y después ir a los Juegos», detalla. En medio, objetivos parciales como el mundial de julio, en el que se jugarán la beca del próximo año.

Mientras, se centra en disfrutar. «La vela es mi sueño, mi libertad. Soy quien soy gracias a haber practicado este deporte desde niño», subraya. Primero le atrapó la vela; ahora, a mayores, el sueño olímpico.