«Estoy aprendiendo a correr», dice en el juicio la gimnasta a la que amputaron una pierna

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Desirée Vila, acróbata de élite que ahora usa prótesis, notaba que su pie estaba frío y sin sensibilidad pero en la clínica le decían que todo iba bien

16 ene 2017 . Actualizado a las 21:11 h.

El juicio a un traumatólogo del centro médico El Castro por un diagnóstico que llevó a amputar la pierna a una gimnasta de élite de 16 años en el 2015 ha arrancado esta mañana en el juzgado de lo penal número 3 de Vigo. 

La defensa ha pedido la nulidad del proceso porque falta documentación sobre la declaración de un cirujano vascular del Hospital Povisa que es pieza clave en el juicio porque el acusado lo culpa a él de una amputación errónea. Sorprende a la defensa que no haya sido citado como testigo.

El abogado del procesado también pide la nulidad porque la víctima, que ahora es mayor de edad, no se ha personado en la causa y solo lo han hecho sus padres.

El juzgado también ha citado a un médico de guardia clave en el juicio que deberá declarar dentro de unos días.

La Fiscalía respondió que ya hubo tiempo antes para solicitar medios de prueba y niega cualquier infracción procesal. Y señala que la denunciante, Desirée Vila, apoderó a sus padres cuando tenía 16 años y que ya está citada para declarar como testigo en el juicio.

Defensa

El médico Pedro Larrauri mantiene su inocencia y alega que una falta de oxigenación en la pierna obligaría a cortarla en seis horas  y, sin embargo, pasaron seis días, dos de ellos en otro hospital donde le amputaron el miembro. Alega que cuando se hizo el traslado la joven estaba mejorando y la pierna no corría peligro.

La joven sufrió una caída mientras hacía gimnasia en su club y sufrió varias fracturas. Fue atendida en el hospital pero luego su lesión se agravó y le amputaron la pierna en otro hospital. La acusación cree que el doctor acusado tardó mucho en hacer las pruebas de diagnóstico, causa de que la infección fuese irreversible.

De guardia fuera

La Fiscalía preguntó al doctor acusado por qué no fue inmediatamente a ver a la paciente cuando el médico de guardia le dijo que había una fractura de peroné el 26 de febrero del 2015. La joven se había lesionado la rodilla al hacer un salto mortal en una cama elástica y caer mal.

Larrauri explicó que él estaba de guardia localizable fuera del hospital. Cuando le avisaron, dio por hecho que había pulso de circulación sanguínea en la pierna, aunque era escaso debido al gran hematoma en la rodilla. «Si el médico de guardia hubiese visto síntomas de isquemia, me habría dicho que viniese corriendo», alegó el implicado.

Una segunda llamada del médico de guardia le alertó de que no movía los dedos y tenía poca sensibilidad pero tampoco fue porque pensó que no había lesión vascular. Al día siguiente visitó a la paciente.

«No tuve ninguna sospecha de que ella tuviese isquemia ni lesión arterial porque tenía pulso», alegó. No pidió pruebas específicas para no molestar a la paciente y porque siguió sin ver problemas de riego.

En test posteriores, tras hacer resonancias, el doctor se dio cuenta de los problemas en los comportamientos de la rodilla y la bajó a quirófano. La operación de fasciotomía era para vaciar el hematoma, entre otras cosas.

Problemas de pulso

La Fiscalía recuerda que, por la noche antes de verla el acusado, una enfermera detectó que había pulsos prácticamente imperceptibles y el fiscal le preguntó si eso no era un síntoma suficiente. El implicado replicó que la medición de la enfermera «no era fiable, no palpó bien, la sangre seguía llegando al pie. Era imposible que hubiese isquemia porque en seis horas el pie se habría quedado paralítico».

El médico admitió que, tras la operación, se le volvió a avisar de que la saturación de oxígeno era baja. «Pero no había sospechas de isquemia, la sensibilidad nula era por otras causas», insistió.

Circulación buena

Tres días después del ingreso de la gimnasta lesionada, el médico constató que la circulación era «buena, precaria pero sin signos de isquemia. La pierna no estaba negra, el dolor era típico de la lesión». «Nunca pensé esta lesión que iba a acabar así, el primer sorprendido y entristecido fui yo», dijo el doctor.

La joven lesionada entró en la clínica el jueves y el domingo el doctor encontró la primera prueba de problemas circulatorios cuando «falló» el medidor de pulso, y dio valores bajos. «Fue la primera vez que sospeché la lesión arterial», dijo, y ordenó una prueba de angiotac, que se hizo unas horas después. Constataron que había una obstrucción de una arteria poplítea de la pierna con buena circulación lateral, «por lo que no había riesgo. No había necrosis, quien lo diga está mintiendo».

El fiscal preguntó porqué se tardó tanto en operar la arteria. Culpó al médico vascular encargado de la operación porque fue él el que fijó la operación en otro hospital para desatascar la arteria. La iban a mandar a un centro de A Coruña porque la aseguradora le mandó a Povisa. Allí, otro cirujano muy ocupado le dijo que se encargaba él. En el segundo angiotac que se le hizo en Povisa «la pierna estaba mejor o igual, no había isquemia sino obstrucción». En ese período de tiempo «no empeoró». Luego, otro médico hace la operación de cuatro horas para hacer un «bypass».

El fiscal recordó que los forenses creen que el día 27, al día de ingresar, ya se tenía que haber hecho un angiotac y operar. Sin embargo, se esperó varios días. «Se a súa actuación foi correcta e a perna estaba ben antes de ir a Povisa, de onde provén a amputación?», inquirió el fiscal.

El médico acusado cree que se hizo mal la operación de bypass y el doctor de Povisa tuvo que amputar y «me culpó a mí».

Madre de la afectada

La madre de Desirée Vila contó que tras la lesión notó en el centro El Castro que la pierna de su hija estaba «azul, morada y muy fría, sin sensibilidad» pero el doctor Larrauri restó importancia y dijo que era normal porque estaba inflamado. En Povisa, el segundo doctor que le comunico que había que amputar tras hacer el bypass para desatascar el trombo le dijo que «hizo lo imposible, como si fuese su hija, pero las arterias estaban secas y no pudo hacer nada». Los médicos que la atendieron en Povisa «tenían clarísimo» que llevaba cuatro días con la pierna isquémica y que había que amputar. Al llamar al doctor Larrauri para quejarse, este «me dijo que la niña ya no era su paciente».

La progenitora contó que su hija afrontó con «entereza» su amputación. «Intenta recuperarse, entrena a niños, se fue a Inglaterra porque no puede vivir normal aquí», explicó. «Se enteró de lo que iba a pasar y quería morir, el deporte era su vida, entrenaba tres horas al día y seis días a la semana, sacaba sobresalientes. Estuvo a tratamiento psiquiátrico», dijo.

Desirée formaba parte de un trío de gimnasia acrobática con el que fue al mundial porque estaba en la primera categoría. Dan piruetas, saltos y vueltas muy exigencias y que obligaba a ejercitar los músculos. «Le apasionaba ese deporte», dijo.

La progenitora contó que ahora usa una prótesis deportiva y otra de diario que costó 70.000 euros. «Aún no encontró un deporte que pueda hacer», dijo la madre. En una campaña recaudaron 90.000 euros y con lo que sobró compraron la deportiva. En casa, usa muletas y aprende a correr con la prótesis. 

Declaraciones de la afectada

La perjudicada Desirée Vila explicó al fiscal que tras el accidente estuvo consciente y describió a los médicos que la atendieron como fue la caída. Dijo que «casi no tuve conocimiento de mi estado» durante su estancia en el hospital. «Era consciente de que mi pie estaba frío y no notaba nada y me extrañaba porque pensaba que no estaban haciendo nada para remediarlo y se lo comentaba a mis padres y los enfermeros», relató en el juicio.

M.MORALEJO

Otra cosa que le pareció rara es que el médico acusado les dijo antes de trasladarla a Povisa que «allí iban a hablar mal de su trabajo». Al llegar el hospital, le dijeron que la «pierna estaba perdida al 90 %. Me abrió los ojos, yo creía que aún podía volver a caminar antes de entrar en el quirófano». Cuando le comunicaron que había que amputar «me puse muy mal y me tuvieron que sedar pero aun no era consciente».

A consecuencia de los hechos, estuvo a tratamiento psiquiátrico varios meses. «Estaba muy medicada y no era consciente hasta que me di cuenta de que mi vida había cambiado», dijo. Participó en el Mundial del 2014 y se entrenaba para el Europeo, en el que tenía posibilidades. Con las prótesis «ahora estoy aprendiendo a correr». Le gustaría volver a hacer gimnasia: «Estoy muy limitada pero quiero saber hasta dónde puedo llegar».

Ahora reside en Inglaterra porque ya lo había decidido antes de la caída. «Les preguntaba si podría volver a caminar y los sanitarios me dijeron que era una lesión grave porque la pierna se había flexionado hacia atrás», dijo.