La policía busca imágenes de las cámaras de los negocios cercanos a la iglesia de Santa Rita

E.V.Pita VIGO

VIGO

M.Moralejo

El Obispado de Tui-Vigo califica de "triste" la agresión al párroco, que sigue estable en la uci. El lesionado, tras la paliza, pidió en misa por las almas de sus atracadores.

11 oct 2016 . Actualizado a las 23:02 h.

La Policía Nacional de Vigo busca imágenes de las cámaras de vigilancia de los negocios cercanos a la iglesia de San José Obrero y Santa Rita para identificar a los autores, que serían dos o tres, que el sábado por la tarde dieron una paliza al cura para robarle 1.000 euros. Al parecer, el templo también tenía una cámara pero no funcionaba, según cuentan vecinos.

Tras el ataque, la víctima aún tuvo fuerzas para celebrar dos misas más, en las que pidió por las almas de sus asaltantes para que encaminen su vida. Pero poco después se sintió mal a causa de un coágulo en la cabeza y fue intervenido de urgencia y lleva dos días en la uci en coma inducido.

En cuanto al estado de salud del cura, hay cierto optimismo en el barrio porque la panadera de Santa Rita ha recibido hoy un mensaje de unas personas que visitaron al lesionado en la uci y donde observan que «está mejor» y evoluciona favorablemente. 

Las mismas noticias han sido transmitidas por el obispado de Vigo-Tui, que confirma que el párroco se encuentra «estable» en la uci en coma inducido tras ser operado urgentemente de un derrame cerebral. Los médicos tienen previsto hacerle volver progresivamente a la normalidad. El obispado tildó de "incalificable y triste acontecimiento" la agresión "a manos de unos violentos". Agradeció la solidaridad e interés de distintos sectores.

El vecindario está indignado y pide que se haga justicia con el sacerdote, de 83 años. «Hay que ser mala persona para pegar a un hombre indefenso, una buena persona», dice la panadera Teresa.

El sacerdote de San José Obrero y Santa Rita contó el domingo a un vecino que sospechaba que los dos ladrones, uno de los cuales le pidió confesión antes del atraco, ya sabían donde él escondía la llave de la caja de caudales porque fueron directamente hacia el sitio sin preguntarle la nada. Por eso sospecha que podría haber un tercer implicado, un joven que la víspera le pidió cambio de unas monedas y observó cómo cogía la llave.

«Es muy buena persona y la gente abusaba de él, siempre venía al bar a comprar bocadillos a gente que le pedía comida. Hace el bien sin mirar a quien», cuenta un cliente de un bar próximo a la iglesia.

Un cura sustituye al colega lesionado pero la iglesia permanece cerrada con llave durante las horas intermedias. Tras sufrir la agresión, Antonio Rodríguez pensó en instalar un timbre para evitar que nadie se colase en la iglesia fuera del horario de misas, cuando él estaba solo en el despacho.