La directiva del Mercantil alega en el juicio que la venta de la sede al Celta fue correcta

E.V.Pita VIGO

VIGO

Oscar Vazquez

Un socio demandó a la entidad que aprobó la oferta del club celeste por cinco millones porque vio falta de información

28 sep 2016 . Actualizado a las 18:49 h.

El juzgado de primera instancia número 3 de Vigo ha celebrado hoy el juicio por supuestas irregularidades estatutarias en la venta al Real Club Celta del edificio del Círculo Mercantil en la calle del Príncipe. La venta por cinco millones la acordaron los socios en una junta y una asamblea del Mercantil celebrada en abril del 2015 pero un socio presentó una demanda para impugnar la operación porque cree que se realizó en un ambiente de opacidad y falta de información, sobre todo a los socios de mayor edad.

En la vista han declarado los entonces directivos de la junta que convocaron la asamblea extraordinaria para debatir las ofertas y, así como el socio que presentó un escrito para impugnar la reunión por defectos de forma.

El entonces presidente Ignacio Pérez aseguró que los socios fueron informados de las ofertas, incluida la del Celta que cursaron por entrada de registro y tras una consulta obligada a sus juristas y tras solicitar un informe jurídico. Cuando se frustró la primera venta, «el Celta se retiró y hablamos con otros». Finalmente, la oferta del Celta se incluyó tres días antes de la asamblea de socios del 2015. Ese fue el punto en el que giró el debate.

El presidente del Mercantil reconoció que hubo discrepancias e impugnaciones de otros socios sobre la forma en que se estaban llevando las cosas.

El socio Roberto Meneiro, que testificó en el juicio, afirmó que en noviembre del 2014 hubo una votación en contra de la venta del inmueble y la directiva inició una campaña informativa para convencer a los votantes, tanto personalmente como a través de e-mail. «La mayoría de los socios no se dieron cuenta, ni más de 200 de los 2.000. Jamás entendí que se pudiese vender la sede principal porque se podría haber alquilado la planta baja», explicó. En la segunda asamblea, en abril del 2015, se supo que la empresa entró en concurso de acreedores. «Se sabía que había ofertas pero solo rumores hasta tres días antes de la asamblea, concretamente la del Celta. Solo hubo una hora para debatir en la asamblea y luego la votación duró todo el día», añadió.

Otro socio declaró en el juicio que «sólo ha existido desde el inicio un único precio de cinco millones que pagaba el Celta, de los que medio millón era en especies, en entradas del fútbol y camisetas. Yo dije que los que quisiesen ir al fútbol que lo pagasen con su dinero y no con el mío». Recordó que la directiva insistía en que no debía de haber más compradores porque «era bueno que lo llevase el Celta, pues era una institución de la ciudad. Me cuesta creer cómo se llevaron las cosas. La asamblea de abril no dio tiempo a nada, la oferta del Celta la conocimos tres días antes aunque todos la teníamos en mente como si no existiese otra más».

Un abogado recalcó que la situación mala del Mercantil era conocida por los socios porque en los meses previos a la segunda asamblea hubo un ERE a los empleados y salían noticias de las distintas ofertas en prensa.

En cuanto al director general del Mercantil, este aseguró que se hizo una campaña informativa a fondo a los socios, con llamadas para celebrar reuniones en grupos y otras gestiones con el fin de que todo el mundo estuviese enterado y aportase sus propuestas. Sin embargo, la parte demandante sostiene que esas reuniones eran puro teatro porque no hacían caso a nadie. La dirección general replica que algunas ocurrencias de los socios eran inviables en aquel momento, como construir apartamentos en el club de campo.

El mayor foco de debate se centró en esclarecer si los socios de mayor edad fueron discriminados y algunos incluso ignorados y ni siquiera informados. El hecho de que la mayoría de las personas de edad avanzada no tuviesen correo electrónico para recibir las circulares los dejaba sin información.