La céltica Paloma González se proclamó subcampeona del mundo sub-18 con la selección española
18 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Para Paloma González (Vigo, 1999) este ha sido «el verano más duro» de su vida. 50 días fuera de casa y una derrota en cuartos en el Europeo sub-17 que aspiraban a ganar son la parte más complicada. Pero la balanza la decanta la medalla de plata lograda después en el Mundial sub-18.
-Ha pasado un verano sin descanso...
-No puedo negar que ha sido el más duro de mi vida.
-¿A pesar de haberse proclamado subcampeona del mundo?
-Primero tuve que ir con la sub-17, con unas expectativas muy altas. Jugábamos en casa y queríamos al menos llegar a la final, pero perdimos en cuartos. Luego me llamaron de la sub-18 y aunque no tenía fuerza física ni mental, porque acabé derrotada, sabía que tenía que ir por mis compañeras, que si no me iba a arrepentir.
-Así que finalmente le compensó, ¿no?
-Claro, pero aunque no hubiéramos ganado medalla también me compensa porque el baloncesto es lo que más me gusta. Jugando siempre lo pasas bien y disfrutas. Pero en el podio sobre todo me acordé de las compañeras de la sub-17 que me apoyaron en los momentos difíciles. La medalla también era suya.
-¿Qué parte le corresponde al club?
-Mucha. Empecé a jugar en el colegio y luego en el Porriño, con entrenadores muy buenos siempre. Pero el Celta es diferente, un club con mucho nivel, con gente muy profesional. Y ya llevo seis años aquí. No tiene nada que ver.
-¿Cuál cree que es la clave para que tantas jugadoras hayan logrado éxitos con las selecciones nacionales?
-Sobre todo trabajar muy duro, no creo que haya ningún otro secreto.
-¿Considera que con esa misma base puede ser este el año del ascenso?
-Sí, ojalá. Como objetivo desde luego que nos lo planteamos. Estaría muy bien poder conseguirlo.
-¿Se vive de manera muy diferente jugar con el club y con la selección?
-La selección es el premio al trabajo de todo el año en tu club, llegas y enseguida es tu segundo equipo. Es como que en poco tiempo tiene que estar todo bien unido. Se intenta vivir de manera parecida.