Malestar en los mercados por el retraso de la norma que erradica la venta ilegal

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

El entorno de la plaza de abastos de O Calvario es donde más vendedores se concentran.
El entorno de la plaza de abastos de O Calvario es donde más vendedores se concentran. Xoán carlos gil

Advierten que se venden productos de contenedores alegando que son de casa

23 may 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

La última fecha que se había fijado para su puesta en marcha era febrero del 2014, pero transcurridos más de dos años, nada se sabe de la nueva ordenanza que regula la venta en mercados y ferias ambulantes. La plaza de abastos de O Calvario es la más perjudicada. Al ser la que atrae más clientela también es la que más venta ambulante genera en su entorno. Dependiendo del día, se llegan a ofrecer productos de belleza, alimentación, ropa, flores... «Hasta ponen a la venta mercancía que recogen en contenedores y dicen que es de casa», advierte el gerente de O Calvario, Miguel Misa. Tiene constancia de la venta de todo tipo de productos, incluidos alimentos «sin registro y que son depositados en el suelo», apunta.

Con frecuencia recurren a la policía, pero el resultado es que ese día levantan la mercancía, se van y a la semana siguiente los tienen de nuevo en la puerta.

El problema no es ni mucho menos nuevo. Lo vienen sufriendo desde hace años sin que las demandas de solución se hayan atendido. Lejos de decrecer, la crisis económica ha obligado a muchas personas sin recursos y en situación precaria a buscarse la vida vendiendo los cuatro productos de casa.

En una reunión celebrada en el Concello en noviembre del 2013, los responsables de la institución se comprometieron a cambiar la normativa para evitar este tipo de situaciones y a tenerla lista en tres meses. Desde entonces se han sucedido las reuniones, pero los acuerdos verbales no se han plasmado en papel.

Si la situación ha mejorado en otros mercados como el de Bouzas, no ha sido por las medidas que se hayan adoptado, sino por propia inercia. En concreto ha sido la desaparición de la feria dominical la que ha acabado con la venta de alimentos que entraban en competencia directa con los puestos de la plaza de abastos.

«Al faltar el mercadillo ya no tenemos, pero es necesario que se regule todo para formalizar la venta ambulante. Tiene que ser con licencia y dada de alta porque todos pagamos impuestos y tenemos que estar en igualdad de condiciones», comenta la presidente del mercado, Pilar Cambeiro.

Otra de las quejas de los vendedores se refiere precisamente a los precios más bajos que ponen los puestos ilegales al no pagar impuestos.

El conflicto entre los ambulantes de las ferias ha complicado la solución

El Concello lleva años dándole vueltas a la nueva ordenanza que incluye el capítulo de ferias y mercados, cuya última reforma data de 1995. Cuando más o menos tenía las cosas claras, surgió el conflicto entre distintos clanes de vendedores ambulantes que obligó a suspender los mercadillos de Bouzas y Coia y complicó la elaboración. Uno de los aspectos más denunciados, tanto por los vendedores de mercados como por los de las ferias, es la falta de control de las licencias. Pese a la obligatoriedad de exponerlas al público, era raro el puesto que lo cumplía. Tampoco estaba claro quién gestionaba alguno de los mercadillos. En la actualidad solo se instalan los de la playa de Samil y el Alto de San Cosme, este último situado entre Vigo y Mos.

El Concello optó por no clausurarlos al no registrarse en ellos ningún acto violento. A los vendedores de los mercados y ambulantes legales no solo les preocupa que se haga la nueva normativa, sino también que se cumpla.