El descenso y las deudas amenazan al Octavio

Vigo / Efe

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El futuro del club es incierto tras la caída a Primera Nacional

10 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El Academia Octavio certificó el domingo su descenso a la Primera Nacional tras caer ante el filial del Barcelona (26-32) en As Travesas. Un descenso que puede acarrear, además, la desaparición del club que preside Javier Rodríguez, víctima de una profunda crisis económica que puede sentenciarlo el año de su cincuenta aniversario.

«Todavía me cuesta asimilarlo», señala José Ángel Fernández «Cerillo», quien vistió 23 años la camiseta del Octavio, en el que también ejerció de gerente en los últimos tiempos. El empeño de Javier Rodríguez por mantener vivo el sueño de su padre Octavio, fundador del club, le llevó a dedicar su vida al balonmano. La salida de Pilotes Posadas como patrocinador le obligó a rascarse el bolsillo, más de lo que debía y, probablemente, podía. Su patrimonio y el apoyo de las instituciones públicas eran el único sustento de un club que, aun así, lograba conjuntar cada temporada a jugadores de mucha calidad en su plantilla, aunque ello supusiera acumular decenas de denuncias por impago en los juzgados.

Ese fue el gran error de Javier Rodríguez, incapaz de dar un paso atrás. Siguió invirtiendo en fichajes cuando muchos otros clubes se encomendaron a sus canteras para sobrevivir. «En los últimos años una buena parte del presupuesto se destinaba a sanear el club», recuerda Quique Domínguez. «Seguro que son muchos los factores que nos han llevado hasta aquí, pero no haber utilizado bien los recursos ha sido determinante», sostiene Cerillo.

Atrás quedan los años gloriosos de los noventa y nadie se atreve a vaticinar qué pasará con el Octavio, ahogado por las deudas y con el futuro deportivo en Primera Nacional. Solo tiene respuesta Javier Rodríguez, la ?alma mater? de la institución, pese a que en los últimos años las críticas se hayan centrado en su figura. «Son injustas. Es verdad que él es el máximo responsable porque este es un club presidencialista, pero Javier no es el único culpable», comenta Cerillo.

Y es que con los juzgados bloqueando las subvenciones de las instituciones públicas por las demandas de los jugadores, hace dos temporadas el Octavio buscó su «refundación»: Jabato cambió la pega por la pizarra; Cerillo se convirtió en mánager general; y la cantera ganó protagonismo en la primera plantilla. Funcionó el primer año, pero no el segundo.

«Los jugadores no hemos estado a la altura», lamenta Cerillo. «No sé qué pasará con el club, pero sí que hoy es un día triste, muy triste, para mí», sentencia Quique Domínguez.