«Fueron relaciones consentidas, estábamos calientes», dice un acusado de violar a la clienta ebria de una discoteca

E.V.Pita VIGO

VIGO

La víctima mantuvo su versión de que fue agredida sexualmente en el aseo: «Me quedé quietecita de miedo. Aún me duelen los golpes»

02 may 2016 . Actualizado a las 21:13 h.

Un acusado de violación en una discoteca de Vigo ha alegado esta mañana que mantuvo relaciones consentidas con la víctima sentados en el inodoro del aseo pero que, al terminar, ella se mostró agresiva hacia él y lo acusó de agresión sexual. Según la Fiscalía, los hechos ocurrieron el 22 de febrero del 2015 en una discoteca Coconut (antes Obsesión) de la Gran Vía, el implicado abordó en los baños a una mujer, que estaba en estado ebrio con una tasa de 2,41, y la agredió sexualmente. La víctima sufrió hematomas y erosiones en brazos y muslos.

El implicado pasó un mes de prisión provisional por un delito de violación y se enfrenta a 9 años de cárcel y 7.000 euros de indemnización. La vista se ha celebrado esta mañana en la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo, y el acusado se declara inocente.

La versión del acusado, de origen latinoamericano, es que las relaciones fueron consentidas tras bailar en la pista con ella. Explico al tribunal que «ella se me acercó y nos pusimos a bailar y nos calentamos y le pregunté si íbamos a un sitio más íntimo. Nos fuimos al baño de mujeres porque el local estaba vacío a esa hora y el aseo tenía puertas para cerrar mientras que el de hombres no. Allí tuvimos relaciones, todas consentidas. Comenzamos a besarnos, nos quitamos un poco el pantalón y lo hicimos. Ella se ponía de cuclillas y yo la cogía de los brazos para que no cayera porque era muy pequeño el sitio y el inodoro se tambaleaba». 

Tras finalizar,  «ella no quería que me fuese y me arrancó la cadena y me lanzó puños. Yo le cogí los brazos para que no me agrediese». Según su versión, la mujer empezó a gritar que la estaban violando y unos chicos llamaron a la policía y lo arrestaron cuando se iba caminando «tranquilamente».

Por contra, la versión de la víctima es inculpatoria. Asegura que fue a la discoteca con unas amigas, que jamás bailó con el acusado ni lo besó y entró en el baño. «La puerta de aseo estaba abierta y la dejé así mientras hacía mis necesidades. De repente entró él, me pegó con los puños sin decir nada y pasó lo que pasó. Parecía que no era verdad lo que pasaba. Me quedé quietecita de miedo y le quité la cadena como prueba de que fue él. Él me pegó para escapar y aún me duele», contó ante el tribunal de la Audiencia. Aclaró que ella fue agredida sexualmente cuando ella daba la espalda al violador.

La denunciante asegura que al salir del aseo gritó pero nadie le hizo caso y llamó a la policía. Asegura que su agresor le quitó el bolso y el móvil y se dio a la fuga. Intentó parar a varios coches para pedir ayuda.

El estudio forense reveló que la víctima había ingerido una gran dosis de alcohol en las horas previas a la agresión pues dio una tasa de 2,41 miligramos de alcohol en sangre, diez veces más de lo que Tráfico autoriza a un conductor. Las forenses observaron que la mujer, lejos de sufrir un coma etílico, hablaba con coherencia, por lo que creen que tenía una alta tolerancia al alcohol. 

La defensa sostiene que el estudio forense ve compatible las lesiones que sufrió la víctima con una relaciones sexuales de frente a pesar de que la denunciante dijo que su agresor la embistió estando ella de espaldas. Por eso, cree que hay contradicción entre las pruebas forenses y el relato de la denunciante de cómo ocurrió la agresión sexual.

La Fiscalía cree que hay pruebas suficientes para condenar al acusado. Entre ellas, está el testimonio de otro cliente que lo vio ir solo al aseo y no junto a la mujer como sostiene el procesado.